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V. P.' ESTEBAN EN 0UATEMALA 791 tial Pastora era recibida con arcos triunfales , con mú1;,ica, cohetes, repi – que de campanas, vivas y cánticos sag,rados. Y las despedidas han sido acompañadas de muchos llantos~ (1). De este modo iba se111brando la paz el enviado de Dios, pueblo tras pueblo, cuando le tocó el turno otra vez a Escuiritla. Se iba a celebrar la feria , y le dijeron antes de llegar: -Malos días le esperan a usted. -Veremos, veremos, no hay que desconfiar-contestó. -Es que la feria son ocho días de vicios , juegos y borracheras, y el demonio. .. · -¿Pero podrá el demonio más que mi Pastorcita? Llegó a la ciudad el 29 de noviembre y la fer.ia comenzaba el 8 del si– guiente mes. P·ara este día. fiesta de la Inmaculada, anunció una procesión de penitenda a la que aÍ>istió todo el pueblo; no se celebró la feria y los feriantes se convirtieron en penitentes. El venerable comentaba. sonrién– dose: - ¿No dije yo que mi Pastora .tiene un cayado maravilloso? (2). En Conguaco se acentuó la fábula del envenenamiento del agua, achacado al cura y al gobernador. Un domingo a la · hora de la misa los revolucio r. arios cercan el templo, gritando: - ¡Venganza, que salga el cural- Fuerzas de fuera debieron venir para sofocar el movimiento e impo– ner el castigo, fusilando a los cabecillas. En los ánimos seguía el odio y la excitación , y en lan críticas circunstélncias apareció el padre Esteban y con el influjo de su palabra divina cambió en mansas ovejas aquellos ti– gres, que eran el terror de la República. Así continuó el sieno de Dios sembrando la paz .y el bien por Guatemala hasta que en abril de 181:9 se recogió en su convento para predicar la novena de la Divin:a Pastora. cHasta aquí-escribió en su segundo cuaderno-, se han disfribuido eh mis misiones de Guatemala sesenta y ocho mil comuniones ». l . lb., pp. 256-269. - 2. Ib., p. 260.
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