BCCCAP00000000000000000000461
v. P. BSTEBA,N EN ÓUATEMALÁ 787 trados, que dictaminaron su destierro, y con ellos y sus maniobras se las debía de hiiber en su prolongada estancia en Puerto Príncipe. Pero,' ¿á quién podía temer el que tenía por defensa el cayado de la Divina Pastora? En cuafro parroquias misionó sucesivamente, · s'in tomarse alivio ni descanso, viendo el fruto colnrndísimo, .porque para,oirle frieron estrechos los muros de las iglesias y los fieles llenaban la calle desde donde oían sin dificultad su voz potente y sonora. Los lobos, que tanto habían perseguido al zagal ¡je la Pastora, huyeron a su guarida avergonzados, y el que no se convirtió en cordero no hizo acto de presencia. · · El dia ·24 el excelentísimo padre Claret administró la comunión gene– ral, cuyo número, sin contar los niños, rebasó los tres millares. El pueblo cantaba las letrillas a la Divina Pastora con la particularidad de que, impo– niendo silencio el venerable en cada estrofa, glosaba su significado con tiernos y emocionantes afectos (1). . Pero digámoslo de una v.ez : si la ' Divina Pastora era ya conocida en Cuba desde los tiempos del padre Isidoro, fué el padre Adoain, su mejor apósto l , q;iien reavivó el fuego de la vieja devoción y la dió a conocer en la mayoría de sus pueblos, dejando su amor grabado en el corazón de lós hijos d2 la más rica de las Antillas. Conocemos ya el establecimiento, en Guatemala, de un grupo de ex.:. claustradcs catalanes, convertido en centro misional y en solícita escuela de la devoción a la Divina Pastora, donde se enseñaba a amarla y a difun– dir su nombre por la misión. Llegó a oidos del padre Esteban tan grata noticia y, deseoso de vivir en el claustro bajo la obediencia, comunicó al arzobispo su decisión de marchar a Guatemala para reunirse con sus hermanos. Pretendió el padre Ciare! disuadirlo y, para no perder el mejor de sus operarios apostólicos, llegó a ofrecerle que lo propondría a la reina para un obispado. Todo fué inútil, porque el santo misionero prefe– ría a todo la vida de su profesión religiosa y partió (1856) a incorporarse a la comu:iidad de Belén. Su presen¡;ia en la recién restaurada misión fué una gracia del cielo. Si es indudable que aquel patriarcado pastoreño no precisaba de estímulo para acrecentar el incendio de sus fervores, el nue– vo.patriarca de la devoción será desde ahora el guía y jefe en mando de aquel movimiento consolador. Aquí comenzará, sin descanso , una nueva campaña contra el olvido de Dios y la relajación de costumbres. Poco después de su arribo, quiere misionar en el departamento de Escuintla, cobijo de tarados y malhechores, y sus aborígenes levantiscos y, nadareligiosos. Muchos le decían: -Allí va a experimehtar usted el primer fracaso de su vida ... Lleve las sandalias flojas, para poder sacudirlas fácilmente en el día de su fuga. Soñar en el fruto de una misión en Escuintla es soñar un imposible-. .:_,¿Imposible, les contestó?-lzemos la bandera de la Divina Pasto– ra ... ¡Y al asalto! La cobardía y el desaliento no son cualidades de un apóstol. .. Jesucristo declaró terminantemente que no vino a buscar a los . justos, sino a los pecadores ... » (2). Con este heroismo marchó con sus compañeros a Escuintla, ta pita! del departamento: 1. Ib, .p. 223. - 2. Ib., p. 244.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz