BCCCAP00000000000000000000461

786 LA DIVINA PASTOIIA Y EL BTO. DIEGO J. DE C. Sin-tregua alguna paeaba de aldea a aldea sembrando la semilla de la paÍabra de Dios y evangelizando el bien. En agosto del 1854 tocó -la suerte al poblado de Balb inei. Hacía mucho tiempo que no llovía por aque – lla región y ya se conside-aba perdida la cosecha . El siervo de Dios des– plegó el estandarte de la Divina Pastora, bendijo los campos y los cielos comenzaron a fluir aguas :orrenciales. El pueblo creyó siempre que aque- lla lluvia fué un milagro d~ la Divina Pastora (1). · De gran resonancia 2s piritual fué la misión en San Bartolomé de Baire en octubre de 1854. 311 esta ciudad no había recuerdo de haber oído una misión ni a predicador alguno. Sin embargo la voz apostólica del pa– dre Esteban conmovió a sus ciudadanos y la cosecha resultó tan pingüe , que fué preciso llamar a Varios sacerdotes para oir las confesiones de los penitentes. En el último d:a contempló el venerable una escena de las más ¡fratas de su vida. Miles d2 personas formaron una larga procesión, pre– sidida por la Divina Pastora, cortejada de un coro de ochocientos fi 2le s con antorchas. Por él y el público se iban cantando estas letrillas: ¡Piedad Pas jora piedad, María! Haz no perezca el alma mía. Sufrí del lobo la tiranía; no fué ignorancia, maldad fué mía ... (2). De san Bartolomé determinó trasladarse a las pequeñas aldeas de Matías y Baracoa , perdidas en los montes, junto a Sierra Maestra. -No suba usted allí, le dijeron, que dista siete leguas de camino in -– transitable y la poca gente, que lo hab ita, con dificultad podrá reunirse.- -Vamos allá, replicó con ánimo el padr.e Esteban. Peores cam:.nos anduvo Jesucristo para buscar ovejas perdidas entre los barrancos. La Divina Pastora reunirá a esos montañeses en torno suyo . Y yo, como he~ raldo de ella, llevo buena trompeta-. Referíase al caracol , que -lo so– naba a las mil marav illas. De aquí pasó a Los Negros, a Bejagual y a Guaninao , rincones ces– conocidos ,.donde gozó m:.icho , sintiendo las más grata s emociones al ver que la Divina Pastora ere aclamada con entusiasmo (3). Deseaba el padre Cla -et retirar al venerable de estos puntos escondi – dos , poco importantes por la sencillez y escaso número de vecinos , i;ara presentarlo ante las ciudades densas de población y maleadas por los vi – cios. Le anunció, pues , cue lo esperaba en Nuevitas y Puerto Príncipe, para dar misiones en sus parroquias. El día 8 de diciembre je dicho año penetraba en esta última ciudad desplegando la bandera de su apostolado . . El público , que nunca de– bió háber visto un capu::hino, miraba curiosamente la venerable figura del fraile, su tosco hábito, la cuerda, las sandalias, el cerquillo, su luenga barba y su austero continente , que imponía veneración y respeto. Allí es– taba la re-al audiencia territorial, a la que pertenecían el fiscal y los magis- l. lb.. pp. 218 }' s. - 2. El P. Este ll a afirma que se atribuyen estas estrofas y c:ras, que le siguen, al pad re Adoain; o. e, p. 220; pero erróneament e, porque se ·hallan en mu:hos li britos antiguos y pueden verse en las pp. 32 y s. de NovENA y Co,wNA QUE A·LA EMPERrTRIZ DE LOS CIELOS MARÍA SANTÍSIMA, coN EL DULCE TIMBRE DE PASTORA ... st1 aut or el R. P. Fr. José de Rafelbuñol , muerto en 1809. - 3. lb., pp. 220 y s.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz