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772 LA DIVINA PASfORA y EL ero. bIBÓÓ J. bE c. imagen fué siempre su consuelo y a ella se encomendó, como un hijo a su Madre, en la penosa travesía sirrtiendo palpablemente su maternal pro– tección. El relato de esta emocionante página nos lo va a dar la piadosa pluma del padre Cambrils. «Partieron.de Barcelona en 16 de noviembre (1858) y llegaron el día último de enero. Pasaron dos meses en efectuar este viaje, durante el cual experimentaron más de una vez el consolante patrocinio de nuestra Divina Pastora, cuya hermosa imagen se venera ahora ... en nuestra iglesia de Belén interina (1). Una noche, surcando todavía el Mediterráneo, estaba el mar tan embravecido que parecía quererles sumir, .. en sus abisínos. A todos, pasajeros y marineros ... ocupaba el temor del naufragio. En un tan penoso conflicto el padre Segismundo con sus pretendientes se pos– traron confiadamente a los pies de tan santa imagen e'implorando suma– ternal protección, le rezaron el santo rosario, reconociéndola como Se– ñora, verdaderamente Soberana de los cielos, Soberana de i-a 'tierra y.•• Soberana también en el mar, que puede calmar los vientos, sosegar las olas y restituir la deliciosa tranquilidad. Mientras que ... continuaban fer– vorosos sus preces en un tan inminente peligro, una de las veces que se repitió aquel Santa María. Madre de DÍOs, ruega por nosotros, etc., le pareció al padre Segismundo que, sonriéndose la Divina Madre, le r es– pondía al corazón, diciéndole cariñosa: No temas, hijo inío, por más que el mar esté contra vosotros. Yo estoy en vuestro favor; no temas. Yo os salvaré. Animado el padre ... y confiado en la maternal protección, con – servaba dentro de sí mismo estas tan cariñosas como tiernas palabras. «Concluido el santo rosario, el mar continuaba todavía en su embra– vecido estado y, acercán:fose uno de los pretendientes a la Santísima Virgen, dijo:-La cara tan risueña de la Virgen me anima tanto, que pare– ce nos está diciendo que no temamos, que Ella nos salvará-. Palabras que aumentaron las buenas confianzas del padre Segismundo, pues las vió muy conformes con las que conservaba él en su corazón. Y así fué: tan -buena y poderosa Madre les salvó, y les salvó no solamente de ese, sino también de otros pe:igros; porque, a más de esta tempestad, sufrie– ron a las vistas de Cádiz otra borrasca, en la que perdieron las ánco– ras ... , y frente las Canarias también padecieron otras; pero acudían siem– pre a la Consoladora de los afligidos y experimentaron siempre su sobe– rano patrocinio, llegando así salvos a nuestro convento de Belén, (2). Inmediatamente fué nombrado maestro üe novicios y, después, varias veces guardián del convento y comisario general de aquellos capuchinos. Su influencia sobre los novicios y religiosos de la comunidad fué muy beneficiosa, pues conservó y aumentó el espíritu de observancia y misio– nal, poniendo toda su fe y confianza en el patrocinio de la Divina Pastora. En el 1859, terminado el guardianato del padre Bossost, se celebró el primer capítulo por la comunidad, que eligió por su guardián al padre Lo– renzo de Mataró, quien puso todo su empeño en construir la nueva iglesia de Belén, conforme a las normas capuchinas y dedicada a la Divina Das- · tora, de la cual mandó hacer una grande escultura, celebrada de todos por su piedad y belleza (3). Ambas glorias pertenecen a tan celoso misionero . l. Se estaba construyendo una nueva iglesia para la cual adquirieron otra escultura nUe• · va, grande y muy hermosa. - 2. CRONICÓN c. , pp. 82-84. - 3. Derruido el convento de Belén, la hermosa imagen fué ttasladada a la iglesia de san Francisco de la Antigua
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