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COf'llADÍA DE LA IN;\'IAC ULADA PASTOl~A DE CÁDI Z 55 yor éategoría de Cádiz. Dertenecieton a ella don Alejandro Alfonso de Croy, con más de veinte miembros de su familia; don José Alcedo y Agüero, del Consejo de .su majestad, del orden de Calatrava y fiscal de la Real Acadúnia y Casa de Contratación de Indias; don Antonio Alvarez Bohórquez, gobernador de lo político y militar de la plaza y teniente gene– ral de los reales ejércitos; don Juan de Estrada, primer marqués de la Ca– sa Estrada; don Juan Tirry, marqués de la Cañada, literato, arqueólogo y personaje internacional. Todos ellos pueden llamarse corifundadores, por– que ingresaron en el 1732, y después le siguieron don Jerónimo Rabas– quiero, regidor perpetuo de la ciudad y primer protector temporal de la Co– fradía; don G1•egorio del Moral, presbítero; don Luis Feliciano de Rola, ca– nónigo de la catedral; don Francisco Medina Vicentelo, sóbrinci del vene– rable , y su hijo don Francisco , a quien se debe la Oenealogia del padre Isidoro (1). Creada la Cofradía con tan valiosos elementos «pronto se advirtieron sus progresos y adelantos , debidos al fervor y celo de su fundador y al de los primeros cofrades, no menos que a la devoción de María Santísima de todo el vecindario, con especialidad de parte del señor regidor don Jeróni– mo Rabasquiero, quien, electo protector temporal de la Hermandad en los momentos de su creación, correspondió de tal suerte a esta dis1inción, que, antes del año de establecida la Archicofradía, ya contó ésta con la hermo– sísima efigie de su titular... construida en Sevilla a expensas y devoción del señor Rabasquiero» (2). La imagen fué encarg·ada por el padre Isidoro, eh todo igual a la de santa Marina , y resultó más morena que ésta, pero muy agraciada .y devota ; No habiendo sitio a propósito .para colocarla en el templo de santa María, rog·aron los hermanos a los capuchinos que la admitiesen en depósito en su iglesia, donde efectivamente se puso a la ve– neración de los fieles y se le celebró un solemne y costoso novenario, que predicó el v.enerable, atrayendo a las muchedumbres a la devoción de la Divina Pastora. La Cofradía estudiaba dónde y cómo había de tener la imagen su altar y capilla propios, y le propuso el padre Isidoro que lo mejor y más glorio– so sería levantar un nuevo templo qu.e llevase el nombre de su titular. No escaseaba Cádiz de ig"lesias, pero aquellos piadosísimos hermanos no discutieron la idea, sino que por unanimidad la aprobaron, porque estaban .contagiados del celo de su fundador. Eligióse el sitio, un terreno baldío entre la espalda de la catedral y el monasterio de Santa María, al final .de la calle del Ataud, propieda.d de la ciudad, comisionándos·e al padre Isido– ro para que lo consiguiese gratuitamente de los regidores. En los libros capitulares del municipio g·aditano se insertan varios memoriales del vene– -rable fundador, muy interesantes , relacionados todos con la solicitud sobre este asunto, que fué despachado favorablemente. otorgándose a la Cofra– _día la propiedad del terreno solicitado (3). 1, LIBRO DE ASIENTOS DE LA COFRADÍA DE LA INMACULADA PASTORA DE CÁDIZ, ff. 3 -137.– En momentos angustiosos para la Cofradía, porque el señor Rola impedía la procesión del Rosario por las noches y detentaba sus bienes, lo que motivó un largo pleito fallado contra él, ingresó en 1750 el obispo, don fray Tomás del Valle, y fué nombrado protector espiritual de la Cofradía, cargo que ejerció con solicitud y eficacia. - 2. MEMORIA HISTÓRICA,c. - 3. LIBROS PE CABILDOS DE LA CIUDAD DECÁDIZ, AÑOS 1734 Y 35,. n. 0 905, ff. 273 y S,
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