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44 LA DIVINA PASTORA Y EL BTO. DIEGO J. DE C. su vara de plata repujada; y encargó, sin límite de precio, al célebre To– var la pintura, que resultó . una de las mejores obras del ya famoso pintor y la más valiosa Pastora que existe , por su hermosura y por la fuerte calidad de sus valores artísticos. El duque asistió con todos los de su casa a la función princi– pal y última de la novena. costeada por él con la munificencia que le era prover– bial, eclipsando a todas las otras; y por la tarde presidió la procesión de la Divi – na Pastora, llevando él mismo el gTan– dioso simpecado, al .que rodeaban vein– ticuatro grandes de la corte con sus c i– rios. El historiador jesuita, padre Anto– nio Solís, en su libro, La Olimpiada o Lustro de la corte en Sevilla, acusa en– comiásticamente la importancia de estos fastos hispalenses en honor de la Divina EscuDo REAL usADo roR LA HERMANDAD Pastora, y añade que «el concurso de es- DE LA PASTORA DESDE ouE FELIPE v AcErTó te año fué tanto a la procesión de parte SER su HERMANO MAYOR EFECTIVO, LEGANDO de tarde, que se necesitó, para caminar, A sus DESCENDIENTES EL OSTENTAR DICHA empezar la estación por donde debía ha– ber comenzado, y sacó en ella el estan- PRERROGATTVA. darte el señor duque de Osuna asistido de toda la corte y nobleza » (1). Después hizo el duque donación del simpecado a la Hermandad, con una sola condición: Que siempre que saliese en procesión solemne la imagen de taifa, le acompañara el estandarte, llevándolo en nombre del rey un grande de España , lo que se venía efectuando hasta fines del siglo pa– sado (2). A la piedad de los reyes y del duque se sumó toda la corte y Sevilla vió edificada que los cortesanos acudían en grupos a visitar la milagrosa imagen, para rezar a sus plantas y ofrecerle con sus corazones sus óbolos y las mejores joyas que tenían; de donde le vino a la imagen su principal riqueza. Con tal porfía frecuentaban el templo de santa Marina, que la Her– mandad hubo de tomar el acuerdo de conceder al sacristán un plus de pen – sión, porque durante el día no le era posible hacer otra cosa más que lim– piar la iglesia y recibir a los muchos cortesanos que la visitaban (3) . l . O. c., p. 208. - 2. Fr. Angel, o. c., ff. 53 y s. SEVILLA MARIANA, t. 3. 0 , p. 135. Hay muchos oficios impresos de invitación de Jistintos años, parecidos al que sigue: •D. Alejan– dro Aguado Ramos de Lara, conde do Montelirios, vizconde de Casa Aguado, gentil hombre de cámara de S. M . con ejercicio, maestrante de la real de esta ciudad, y alcalde presidente del excelentísimo ayuntamiento constitucional de la misma , como individuo de la real Her– mandad de la Divina Pastora, sita en la iglesia parroquial de Sta. Marina, participa a V. S. hallarse encargado por dicha corporación para hacer el convite de las personas que han de acompañar al Simpecado, que el Excmo. Sr. D. José Téllez Girón, duque de Osuna, donó con el objeto de sacarlo siempre que saliera en procesión su Soberana Titular; y habiéndose de verificar la tarde del domingo 29 del corriente a las 4 y media, suplica a V. S. se sirva acom– pañarle, a cuyo favor quedará reconocido •.-Arch. de la Hermandad de la.Divina Pastora, Se– vi lla. - 3. L. 1. de Acta de la Hermandad, f. 3.
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