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Pl1ODIGIOS DE LA DIVINA PASTORA 31 declaración de unos milagros obrados por la intercesión de María Santísi'– ma .nuestra Señora, en su milagrosa imagen de la Divina Pastora, que sale en el estandarte de la Hermandad de su santísima Corona., que fundó el ci– tado padre Isidoro de Sevilla en la iglesia parroquial di san Gil. de esta ciudad de Sevilla. Y estando el presente notar.io con el dicho padre fray Isidoro de Sevilla en las casas de la morada de don Luis lbáñez , sita en los cuatro Cantillos, en la collación de san Gil de esta ciudad, y presente doña Blasina Antonia de León y Berna!. su legítima mujer, dóña Isabel Ibá– ñez y doña Francisca lbáñez, sus hijas doncellas , a quienes preguntó el di– cho muy reverendo padre fray Isidoro de Sevilla, covien~ a saber, al dicho don, Luis lbáñez, y a su mencionada inujer e hijas, que si habían recibido algún beneficio milagroso de María Santísima en su irrjagen de la Divina Pastora. Y.respondieron unánimes y conformes los dichos señores ya nombrado$, que para mayor gloria de Dios nuestro Señor y de su Santísi– ma Ma<:lre María Santísima, en su sacratísima imagen de la Divina Pastora, que d~~ígµ confesar y declarar, como declaraban bajo de juramento y ~on cargo de sus 7 onciencias, que la dicha Sacratísima i1m1gen de la Divina Pastora habíá hecho dos milagros en su casa ."El primero, que padeciendo la dicha doña ~!asina Antonia de León un grave y penosísimo mal, total– mente incurable, por declaración de los médicos, y en lo natural irremedia– ble por su mucha edad, estando siempre en un grito precedido de los agu– dos y gravísimos dolores que padecía, y que padeció por espacio de mu– cho tiempo en la cama, sin poderse sosegar de modo alguno, y desespera– da de todos los remedios humanos, fué domingo por la tarde, y oyó decir que pasaba por su puerta la santísima imagen , de ..la Divina Pastora, can– tando sus corderos y ovejas la Corona sacrá'tísima, y :pidiendo a su fami– lia que de la cama la llevasen a la ventana de su habitación donde pudiese ver a la Santísima Pastora, apenas la vió, cuando con muchas lágrimas y gemidos, de lo intimo de su corazón y con ardiente y viva fe, dijo: «Pastora de toda mi alma, compadeceos de mi, dadme salud, y si me sanáis, yo os prometo acompañaros toda mi vida en vuestra santísima Corona, siempre que salgáis por las calles:» Y declaró que el rµnes inim;diato por la maña– na al dicho domingo, se halló fuera y libre de aquel gravísimo y extrema– do peligro, restituida su entera salud, buena y sana, de modo que el dicho día lunes pudo salir a la calle, publicando y ·diciendo que su salud se la debía a la Divina Pastora; y todo lo referido lo dijeron y lo experimentaron los dichos don Luis lbáñez su marido, y las dichas doña Isabel y doña Francisca sus hijas, y todas las personas que la comunican 'de ordinario. Y estos declaran el segundo milagro, que con los dichos don Luis lbáñez y doña Blasina su mujer, doña Isabel y doña Francísca sus hijas, hizo la Divina Pastora. Fué que. hallándose el dicho don Luis lbáñez con una pre– tensión de grave importancia y totalmente desengañado y excluido de con– seguirla, por cuyo motivo padecía toda su familia gravísimo desconsuelo, porque el sujeto que había de concederla, sin permitírselo a los humildes ruegos y repetidas súplicas, y representaciones del dicho don Luis lo des– pedía con bronquedad y aspereza. Y viendo las dichas doña Isabel y doña Frapcisca lbáñez, hijas del dicho, que por remedio humano no podían al– canzar lo que, para alivio de todos, pretendían de aquel sujeto de corazon endurecido, clamaron a la Divina Pastora para que facilitase su pretensió·n, ofreciendo, si la conseguían, acompañar a la Divina Pastora por las calles en su sacratísima Corona, por espacio de nueve días; y que habiendo pa-

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