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CAPÍTULO 111 El venerable se consagra a ta nueva devoción. - Fund'ación de la Primitiva Hermandad en ta parroquia de san Gil. - Imagen prime, ra de la Divina Pastora - Su capilla y altar propios. - Traslado de la Hermandad a la parroquia de santa Mariná. - El cardenal Ca,– sini. - PubHca el padre Isidoro La Pastora Coronada. - Erige más Hermandade~. - Edita la Novena y el sermón, Fuente de las Pas- · toras. - Funda.la Hermandad de Cantillana. --' Es nombrado guar– dián del · convento de Sevilla. - Pierde ta vista. - La recupera prodigiosamente. - Las pedreas. Es un hecho indiscutible que desde esta fecha en que contaba el padre Isidoro 42 años de edad hasta los 89 en que murió, dedicó totalmente su vida en amar y servir a la Divina Pastora y en propagar su devoción por todo el mundo. Cuando se estudia su vida a fondo y se siguen sus pasos día tras dí-a y año tras año, no se ve otro ideal ni en sus palabras ni en sus escritos ni en sus obras, que no sea el de glorificar a la Santísima Virgen en su título de Pastora y el de llevar, mediante Ella, a los pies del Pastor Divin'o el mayor número de almas-:' Parece que recibió upa particular con– sagración del cielo para no vivir sino para su Pastora.t) Efectivamente, después de aquella memorable procesión , funda la Pri– mitiva Hermandad del Rebaño de María en la citada parroquia de san Gil , reuniéndose el 23 del mismo septiembre muchos y calificados fieles en ca– bildo constitutivo, donde el venerable presentó la Regla que había escrito, siendo aceptada unánimemente por todos los hermanos , quienes delegaron al fundador para que tramitara el expediente de su aprobación canónica ante la jurisdicción arzobispal, lo que ejecutó pronto y felizmente. La Regla de la Hermandad de la Divina Pastora conviene con las otras Reglas de las demás Cofradías en cuanto exige la limpieza de vida y cos– tumbres de los postulantes, y en los hermanos ya admitidos el cumpli– miento de la ley de Dios y de nuestra Madre la Iglesia; pero difiere de aque– llas en que los recipiendarios, por constitución nata de la Hermandad y no sobrepuesta, han de hacer juramento de confesar y defender el misterio de la Inmaculada Concepción; han de llevar la corona franciscana, en señal de esclavitud, pendiente del cuello , y rezarla todos los días ; corporativamen-
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