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LA OIVINA PAS'tóRA Y EL BTO. OIEóO J. Dl3 C. LA ALAMEDA DE HÉRCULES, DONDE SE PREDICÓ POR PRIMERA VEZ A LA DIVINA PASTORA. SEVILLA. 1 empleó en su obra, y durante ellos, en el 15 de agosto , fiesta de la Asun– ción de la Virgen Santísima, el padre Isidoro , al decir de una remota tradi– ción, recibió una nueva merced de la Reina del cielo. A punto fijo no se sa– be, si fué.una visión sensible, intelectual o mera inspiración, que lo confir– maba en sus propósitos. Pero fué motivo de que pasara nuevamente al ta– ller tovareño , para cotejar la imagen plástica con la que llevaba en el cora– zón y ponerle algunos reparos a la primera , acomodándola en un todo con la segunda; y hecha la compulsación, le dijo : Ponga en la parte superior dos ángeles sosteniendo en sus manos una corona imperiál en actitud de posarla sobre la cabeza de la Emperatriz del cielo. De aquí su devoción predilecta al misterio de la Asunción, al que unirá con lazo indestructible el nuevo título y traje de ta Virgen , y también el que, con toda la virtud de símbolo soterioló– gico, apellidará aquel icono de la Madre de Dios , nunca visto, la Pastora Coronada, la Mejor Pastora Asumpta, la Divina Pastora de las almas. En la tarde, pues, del 8 de septiembre, fiesta de la Natividad de la Vir– gen, determinó el padre Isidoro sacar en procesión de Rosario el recién hecho y bel:lísimo simulacro de María, con título y traje pastoriles. La igle– sia de san Gil que no es grande, se vió pronto plena de fieles para asistir · al acto. El venerable cuidó de que todo se hiciese, según lo había aprendi– do del padre Pablo de Cádiz y ya había enseñado el canto del Rosario a muchos devotos. Precedía la cruz con los faroles; después en dos filas los hombres; seguíales, presidiendo, el lienzo de la Divina Pastora , enguirnaldado con flores y cintas, a modo de estandarte, rodeado del clero, y detrás, los músi– cos y el coro de mujeres, formando su corte.

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