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SBMl3LANZA DEL V. P. ISIDORO VISTA DIAGONAL DE LA ~.ORTADA~ EXTERIOR DEL CONVENTO DE CAPUCHÍNOS DE SEVILLA. Previó la negativa cierta de sus padres, y para esquivarla, sin mani– festarles su propósito, se vino al convento, en la tarde del 30 de abril de 1681, dejando en su dormitorio una carta, donde declaraba su vocación y su ingreso en los capuchinos, y la inutilidad de oponerse a lo que Dios le había inspirado. (1) Mucho impresionó a sus padres el contenido de la carta y más la Orden escogida, que por su austeridad la creyeron impropia para un joven, criado en la abundancia y el regalo. Ruegos y llantos se in• terpusierori ánte el intrépido hijo , para que se volviera a su casa ó al menos abrazara otra Religión más ::-uave y menos penitente. Pero todo fué en va– no, porque Yfcente Gregorio estaba herido en el corazón por el dardo del amor divino, y segregado ya, cual otro Saulo, para llevar el nombre d.e María por todo el mundo, Cinco días después, el 5 de mayo, se despoja~~ de sus fastuosos ropajes y vestía el tosco sayal capuchino, cambiando su nombre y apellidos por el de fray Isidoro de Sevilla. Fuerte y viril para afron– tar de lleno el rudo cambio de vida, tuvo. sin embargo, un momento en que se vió exaltada su sensibilidad y fué cuando le cortaron la cabellera para hacerle el cerquillo mo11-acal. Entonces, dice su biógrafo, lloró. La noticia del suceso cayó en Sevilla como una bomba, porque defra,u:– daba muchas y grandes·-ilusiones; pero poco después sus resultados fu~'"' ron muy fructuosos, porque tras el nuevo capuchino, muchos jóvenes de la l. V1LLEGAS, o.-c. y GENEALOGÍA.
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