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4 LA DIVINA PASTORA Y EL BTO. DIEGO J. DE C, VISTA PARCIAL DE SEVILLA, CORONADA POR SU TÍPICA GIRALDA, LA GRACIOSA TORRE DE SU CATEDRAL. estudios, su memoria privilegiada, su voz argentea y varonil, aquel su donaire en el decir, agudo, insinuante y sugeridor, y, sobre todo, su ca– rácter abierto para hablar a cada uno, como suele decir.se , en su lenguaje, captando sus voluntades, hicieron que el joven Medina fuese para los padres su orgullo y una gran esperanza , y en la sociedad sevillana el as que presidía las diversiones juveniles y el blanco donde ponían sus ojos cuantos le conocieron , atraídos por el imán de su gracia y simpatía, por la bondad de su temperamento y la integridad de sus costumbres. Cuando contaba 19 abriles, un suceso extraordinario, que aun no se ha podido descifrar con certeza, y que bien pudo ser de orden in– terno doméstico, o de ilusión amorosa fracasada-nos inclinamos a que fueron ambas cosas-, ocasionaron de consuno que en su alma se desper– tase la idea de abandonar el mundo y consagrarse a Dios; pero con voca– ción tan decidida y firme, que determinó al punto ingresar en la Orden capuchina. (1) l. Tomamos los datos biográficos de los LIBROS DE ACTAS de nuestra Orden, de las Cró– nicas de nuestro c~nvento de Sevilla, de la GENEALOGÍA DEL VENERABLE PADRE FRAY IsrnoRo DE SEVILLA, y sobre todo de fa APóSTOL MARIANO, de Villegas.-Omitimos muchos rasgos intere– santísimos de la vida del venerable, que se publicarán, D. m., en la extensa biografra que es– tamos terminando, y porque aquí sólo precisa una síntesis de ella para introducirnos en el tema del libro.