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CAPÍTULO 1 Semblanza del venerable padre lsidorn de Sevi1la - Su naci– miento y linaje - Ingresa en la Orden capuchina - Destácase por sus virtucies, ciencia, dotes orato:tios y amor a la Virgen-Es nombrado Cronista - SitiQ de la plaza de Cádiz. A España, la nación predilecta de la Virgen, que posó sus plantas en vida mortal sobre las márgenes del Ebro; a Sevilla, la ciudad de la gracia, tierra, por amor, de María Santísima; a la Orden capuchina, rama del árbol franciscano, donde floreció durante siete siglos la rosa del dogma inma– culado, y a un hijo suyo , el venerable padre Isidoro de Sevilla, cabe la gloria de haber dado a la Madre Dios un título y traje peregrinos, libados en los mismos evang·elios, que entraña su eminentísima santidad su ma– ternidad divina, su simpar g-randeza ante Dios, su inmenso amor y sus mi – sericordias sin número para los hombres. Nació este é~lebre capuchino en Sevilla, el 9 de mayo de 1662. Fueron sus padres don Pedro Rodríguez de Medina y Vicentelo de Leca y doña Leonor de Rojas, emparentados con g-ran parte de la nobleza española. En el bautismo se dió al infante el nombre de Vicente Gregorio, el cual duran– te su vida jamás aludió a su alta alcurnia, y en cambio se holgaba siempre en llamar tío al venerable don Mig·ueUle Mañara, fundador del hospital de la Santa Caridad de Sevilla. El niño fué educado corno correspondía a la nobleza de su sangre, a la suntuosidad de su familia, al prirnog·énito, heredero del mayorazgo de la casa. Al nuevo vástago, dice Villegas, inculcaron cuidadosamente sus pa– dres las máximas cristianas y el santo amor y temor de Dios . Ya adulto, se contó entre los alumnos del insigne colegio de San Hermenegildo, dirigido por los padres jesuítas, y a estos se debe su esmerada formación en huma– nidades y filosofía, así como la cimentación religiosa de su fe y piedad y aquella particular devoción a la Virgen , que ha de caracterizarle durante toda su vida . Vicente Gregario en plena mocedad era el orgullo de su familia y el príncipe de la juventud hispalense . La gallardía de su cuerpo, la vivacidad de sus ojos, la prestancia de sus modales , el ingenio perspicaz para los