BCCCAP00000000000000000000461
150 LA DIVÍNA PAStORA Y EL Í3tÓ. DÍEGO j. be C. ber sido nombrada la Divina Pastora titular de la capilla, que tendrá siem– pre la gloria de ser el primer templo que se le dedica en la ciudad, donde se meció la cuna de la devoción. Reviste también un interés particular la procesión, no sólo por su solemnidad inusitada, sino más bien porque es el principio de la manifestación externa y pública del culto de la Divina Pastora dentro de los muros conventuales santificados por el venerable padre Isidoro , y también, porque por vez primera salen los capuchinos y los terciarios a la calle en unión espiritual, formando el místico redil de la Divina Pastora con imagen propia igual a la primitiva de santa Marina y , andando el tiempo, esta procesión se irá haciendo la mejor y más famosa · de todas . Estos hechos , cuya preparación se ultimaba durante el noviciado de fray Diego, que veía con sus ojos edificar la capilla, emplazada en el huer– to de los novicios, debieron repercutir en su alma como presagio de un nuevo alborear de la devoción , y quién sabe si él con sus oraciones y pe– nitencias fué la palanca que movió a la santísima Virgen a formar este pre– dilecto aprisco, bajo la nueva imagen , ante la cual, vendrá un día feliz en que, convertido en nuevo Santiago, cantará las glorias de su pastorado , en fiesta litúrgica, que él mismo conquistará de la cátedra de san Pedro. En el 1764 fué trasladado de Ecija a Cádiz para continuar sus estu– dios, y aquí es donde recibe del cielo algo así cOI}lO el don de la sabiduría y el de piedad , mientras asistía a las clases teológicas sobre Dios y sus atri– butos, llenando su inteligencia de luz sobrenatural para conocer los mis– terios divinos, al mismo tiempo que su alma se sentía movida a mayor perfección. «Cesó desde entonces , dice a su director el padre González, toda ofensa a mi Dios y traté de pensar seriamente en mudar de vida » (1). Esta progresión espiritual en orden a su pr opia santificación y a su futuro apostolado , no deja de tener sus concomitancias con la devoción de la Divina Pastora . Durante dieciséis años moraba en nuestro convento de Cádiz el vene– rable padre Miguel de Benaocaz (1720-69), insigne misionero de abundosa predicación , de vida patriarcal y sencilla, penitente y dado a la oración , celosísimo por la salvación de las almas , conocedor experimental de la teología mística y adornado con el don del discernimiento de los espíritus. Era como el Demóstenes del pueblo y se le conocía por el apóstol de la Divina Pastora , por lo mucho que la predicó y por llevcirla siempre en su estandarte. Desde el momento en que fray Diego se incorporó a la comunidad de Cádiz, enamorado de las virtudes de este santo religioso , puso en él sus ojos y lo eligió por confesor y depositario de su conciencia. Unos cuatro años duró la comunicación y .el trato íntimo entre estas grandes almas : los dos últimos de su estudiantado y los primeros de su predicación. En su centro, cual faro luminoso de la vida de fray Diego , refulge el año 1766, fecha de su ordenación sacerdotal , recibida antes de la edad canónica con dispensa , que obtuvo de la Santa Sede el padre Carlos de Ardales , reele– gido nuevamente provincial. Los vivos sentimientos , que embargar on su alma con el descenso de l Espíritu Consolador al recibir la orden sagrada en Carmona, no pudo (1) Ca rta 20 de agosto de 1779-
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz