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LA DIViNA PÁS'fOIIA y LA VOCACION DE FR. DiBOO UNA TARDE EN CAPUCHINOS LEYENDA Pajarito de notas de fuego, trovador de la noche callada, arpa viva ele plumas, templada por la mano del Sumo Hacedor; ruiseñor, que en la rama fragante , do columpian tu nielo las brisas, das al aire cascadas de risas , ele suspiros y besos de amor; ruiseñor , ritmo eterno con alas , que te pasas la vida cantando, junto al nielo de líquenes blando donde alzaste al amor un altar; dáme, dáme esas notas de fuego que en la noche modula tu pico: anda , sí, cantador pajarico; que me siento impulsado a cantar. 11 ¡Qué hermosa tarde está! Ya el sol poniente, como titán cansado, se encamina con perezoso paso al Occidente , do en cojines de nácares reclina, bajo dosel de nubes esplendente, ele tibia luz la coronada frente. Aún· la noche, que lenta se avecina, su lóbreg·a cortina tachonada de estrellas no ha corrido ; ni el héspero, esa lágrima brillante, que el crepúsculo vierte agonizante, tremente y melancólico ha salido, ni el disco de la luna alabastrina del seno de la niebla vespertina a ver morir el sol ha aparecido. Del mortuorio lecho el sol poniente , con lánguido desmayo, manda a la tierra de su roja lumbre, cual triste adiós, el postrimero rayo, que besa la alta cumbre' del adormido monte, que allá en el horizonte se hermana y se confunde con la irisada nube que en el valle con tardo vuelo a clescans,ar se hund_e;

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