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LA DIVINA PASTORA Y LA VOCACIÓN DE Fl1, DÍEGO 131 . Delante de esta pin.tura los capuchinos y el pueblo de Ubri– que celebraron las fiestas de ca– nonización de los dos santos mencionados. Tenía entonces fray Diego seis años, edad en que la imaginación tierna y vir- . gen capta los objetos con im– presión indeleble. La visión de la imag·en de la Divina Pastora es algo que los niños no pue– den olvidar. La Madre de Dios con traje pastoril, las ovejitas llevándole flores, y el lobo per– siguiendo a la descarriada, que es defendida por san Miguel, son episodios que se graban en su memoria y que no dejan de producirles saludables reaccio– nes en el penoso correr de la vida. La actitud extática de los dos santos con sus dos brazos abiertos en cruz, también era muy devota e impresionante. Pepito Caamaño contempló aquella pintura de la Divina Pas– tora con sus misioneros, de hi– nojos a los pies, y puede decir– se que desde entonces cayó en los surcos de su alma la semilla de la vocación para capuchino, misionero y santo, y ser el se– La Divina Pastora con los santos misioneros Fidel de Sigmaringa y José de Leonisa, No existe más que la foto reproducida, tomada diagonalmen– te, porque. l1na pilastra impedía 1; visión paralela. gundo apóstol del pastorado de la Virgen (1). Esto explica el origen de aquellos episodios familiares en que el niño, reveiando sus íntimas impresiones, recortaba papeles y hacía estatuitas de capuchinos con la cruz· en la mano en actitud de predicar,:y llamando' 9 sus hermanitos les decía: Mirad a Pepe Caamaño que está predicando;en el japón, porque yo tengo que serfrai/e capuchino y up gran predicador, (2). Con certeza histórica se sabe que el niño erá tachado de torpe en la escuela de Ubrique, también en la de Grazalema, y que , ya entrado en .sus catorce años, fué despedido del colegio de los padres dominicos de Ronda por su incapacidad para los estudios y por cierta tartamudez que pa'decía . Fué entonces cuando se despertó en su alma decididamente la vocación• para capuchino, y habiendo solicitado del padre guardián del convento de Ubriquesu admisión en la Orden , procedió éste a someterlo al previo.exame·n 1. El cuadro debió pas~r a la parroquia de Ubr!que d~spués 'de ·¡a exclaüsq·ació~ del 35; donde se veneraba, hasta los incendios de 1936, en que fo'é' quemado por los marxistas. - 2, P. Serafín de Ardales, fa MISIONERO CAPUCHINO, p. 3.
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