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cmcLILAR MORTUORIA DEL v. P. ISIDORO 111 rín de los marianos elog'ios con cuyos ecos exaltó la sacratísima devoc.ión d¿ María Santísima nuestra Señora, siendo el primero que, en esta de Ma– ría ciudad, levantó el pendón para proclamar su~ alabanzas por las calles, . celebérrimo institutor del ternísimo, dulcísimo y peregrino título de María 0anlísi111a, piadosísima Pastora de las almas, en cuyo culto y en su exten– sión por todas partes trabajó inmensísimamente, ya en el púlpito, ya en el precioso libro intitulado La Mejor Pastora Asunta, ya con novenas devo– tas y ya con ofrecimientos y canciones fervornsas, para alabarla por las calles. Erigió hermosas capillas con fervorosas Congregaciones, exornán– dolas con edificativas Constituciones con aprnbación apostólica, institu– yendo innumerables Rosarios que continuamente dan loores a la Pastora Divina. Varón verdaderamente todo de María, y todo su objeto se dirigía a cultos y obsequios suyos, experimentando innumerable prndigios de con– versiones de almas atraídas de la dulce tierna moción de sus 11iarianas vo– ces. LogTó en sus días ver extendido título tan peregTino por todas las Es– pañas, y en Indias establecidas misiones bajo los soberanos auspicios de su adorada Pastora. Conservóle el Señor por los méritos de su Madre y Emperatriz María Santísima nuestra Señora, en robustez la más vigorosa, dilatándosela hasta los 89 años, habiendo vestido nuestro humilde sayal 70. Fué humildísimo; no obstante lo excelso de su cuna, siempre apeteció el último lugar, y por lo mismo se neg·ó a las primeras prelacías. Fué po– brísimo en extremo, que tocaba en algo de nimio, si se puede decir; hu– mano, afable y misericordioso para con todos. Murió recibidos los santos Sacramentos y con universal edificación de esta venerable comunidad por los reiterados actos de amor, fe, esperanza e invocación de su ternísima Pastora, día 7 de noviembre, víspera del Patrocinio de María Santísima, al toque de vísperas, y es de creer que patrocinaría a su siervo que tanto la alabó, exaltó su dulcísimo nombre y movió para que todos le amasen y venerasen. No obstante, es muy posible teng·a que purificar algunos defec– tos, como concebido en miserias, y por lo mismo suplico a vuestra cari– dad se le asista con los sufragios acostumbrados, y a mí me mande cosas de su agrado. Sevilla y noviembre, 8 de 50 años. Besa la mano de vuestra caridad su más afecto servidor y capellán, fray Antonio de Alcalá» (1). Inmediatamente la Cofradía se reunió en cabildo, haciendo constar que la pérdida de un varón tan preclaro era en extremo sensible no sólo para el pueblo de Cádiz, testig·o de sus virtudes, sino particularmente para ella, que n:1ció a la sombra de los desvelos del venerable y levantó el primer templo de España a la Divina Pastora. Para dar público téstimonio de do– lor por su orfandad y como tributo a los grandes méritos de su santo fundador, «acordó se celebrasen suntuosas honras en su capilla», de las que hablaremos en el capítulo siguiente (2). 1. L. DE ACTAs· DE LA CoFRADÍA DEL RoRARIO DE LA DrvrNA PASTORA DE CÁmz, ff. 45.47. Durante muchos años buscamos esta carta en los archivos de la Orden y extraúos, pero inútilmente. Cuando perdimos toda esperanza de hallarla, y en búsqueda de otros datos hojeábamos el libro citado, vimos con sorpresa que allí estaba. Los hermanos de la Pastora la vieron en el cancel de nuestra iglesia de C.ádiz y por tratarse de su fundador, se la pidieron al padre guardián y la presentaron a su notario para que la trasladase al referido libro, donde está avalada por José Cazarla; not. apost., en 12 de nov. de 1750. El caso parece provi– dencial. - 2. Memoria de la Archicofradía c.
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