BCCCAP00000000000000000000461

ACTO HEUOICO DEL v. P. ISIDOIW EN OBSEQUIO DE LA vmGEN 103 dre ternísima de mi alma , que si la gforia que tú gozas, la gozara yo, le afirmo con todo mi afecto y lo firmaré con sangre de mi corazón, y de pre– sente lo firmo, que gustosísimo, contentísimo y voluntario mucho, dejara yo esa gloria, porque tú la tuvieras, porque tú la gozaras. Y quedara yo, sobre ponderación, alegre, por verte g·ozar e~a gloria, aµnque yo me pri– vara de ella. Y si fuera dable el comprarla, el conseguirla, a costa de tor– mentos infinitos, los padeciera yo muy gustoso por darte esa gloria, para que tú por una eternidad la gozaras; pues nadie, como tú, la tiene justa– mente merecida. El Señor te la ha dado , porqu~ la has merecido. Gózala, enhorabuena, querida de mi alma, gózala, amada de mi corazón , gózala, dulce bien de mi vida, g·ózala, hermosa luz de mis ojos, gózala, amoroso hechizo de los hombres, g·ózala , embeleso de los ángeles, gózala, gloria de todo un Dios, gózala , que yo me g·ozo de que la goces , sin fin, sin tér– mino, por los siglos de los:siglos» (1). El padre Zalamea, que era su dirigido, considerando que este· acto era, más que heróico, sobre'humano, sin pareja en la ag"iogTafía cristiana , mar 9 villado de lo que había' oido y de su tra('lcendencia, hÚbo de pregun– g"lintar al venerable: -«Lo que vuestra paternidad dice, lo dirá vi fervoris, pero no lo sen– tirá ... - «Paróse , añade, algún tanto al oír la instancia que le hice, y luego, fi– jando en mí la vista, me aseguró con juramento, que allí hizo , que no sen– Ita cosa en contra de lo que acababa de decir .. , De esto soy testigo, y de gue lo juró, siempre que sea preciso, yo ofrezco juramento. Y juraré también que luego, inmediatamente, enternecido por ap1ant,e, n9 pudiendo pronun– ciar más palabras que las del juramento, emp.ezó a derramar copiosas lá– grimas y concluyó su llanto, dicié1idome-y esto prueba de que fué humil– de-: Que le perdonara el mal ejemplo que en esto me había dado » (2). Conmovido el padre Zalamea al describi1: este cuadro tan admirable, exclama desde la cátedra del Espíritu Santo: ¡Oh maestro venerado mío! ¿La gloria renuncias por dársela a tu Pas– tora siempre de tu alma querida? Quis audivit unquam tale? (Isai. t6, 8). ¿Quién ha oido cosa semejante a ésta? Devotos de María le manifestaron su amor rezándole la corona y ayunando los sábados, como Jú lo hacías; otros han practicado en su honor la mortificación y sufrieron persecucio– nes y calumnias , como tú te mortificabas y sufrías las calumnias y perse– cuciones; muchos han explicado su amor con lágrimas en los ojos, como tantas veces te sucedió a tí; muchísimos conocemos que, por servir a esta Reina , le erigieron templos y le fundaron Hermandades, como tú le has fundado muchas Hermandades y templos; son innumerables los que manifestaron su afec!o a esta Señora escribiendo devotísimos libros en su alabanza , como tú se los has escrito. Hasta aquí hallo mu– chos que han servido a la Santísima Virgen en la medida que la sirvió nuestro venerable; «pero renunciar la gloria, con tan solemne renuncia, por dársela a su Pastora Divina, querer despojarse de l'"a gforia, porque su Divina Pastora la posea: Quis audivit unquam tale?Vuelvo otra vez a de– cir: ¿Quién oyó cosa semejante a ésta? (3) 1. lb. , p. 329. De las dos relaciones se ha formado una sola. - 2. P. Zalamea, Ü a ACIÓN fÚ NEBRE c. , pp. 52 y s. - 3, lb., p. 53.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz