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VrntubES i>EL v. P. ISIDOIW DE SEVILLA i.61 bien de las almas y de los cuerpos de sus prójimos, a quienes daba cuanto podía y a veces su propio sustento; observantísimo de su seráfica Regla y Constituciones, y de las santas prácticas de oración y mortificación del convento: que las cumplía siempre con exactitud, como si fuese ün nov.icio, a pesar de sus muchos trabajos y ocupaciones; pacientísimo en los con– tratiempos y adversidades que hubo de sufrir, hasta gTavísimas calumnias, perdonando g·enerosamente a sus enemig·os, aún contra el parecer d~ sus jueces; animoso y alegre, con santa hilaridad, hasta en los casos de nJayor i contrariedad y angust.ia en que solía decir- hágase la voluntad de Dios-, ~ y si eran contra sus iniciativas por honrar más y más a la Divina Pastora, exclamaba:-Madre mía, con tal de que tú seas conocida y g'lorificada.ven– gan sobre mt tribulaciones-; varón, en fin, todo de Dios, cuya pena única era verle ofendido, los pecadores impenitentes , la muerle de alguno sin re– cibir los últimos sacramentos; avaro del tiempo , que no perdía un minuto para consagrarlo a la gloria de la Virg·en María y que, si hubiese tenido ,mil vidas, las hubiese empleado todas en su adoración y servicio. · Villegas trae muchos casos interesantes y curiosos de la vida del· ve– nerable, para confirmar que poseyó en grado heróico estas y otras virtu– des. Quisiéramos citarlos todos, pero debemos reducirnos a dos solamen– te, para no ser prolijos. · Refiere dicho historiador que en su casa cuidaban de lavar y zurcir los paños menores del venerabl,z y que siempre los devolvía manchados de sangre en el sitio en que se daba la disciplina. Añade que eran dos mudas sólo las que tenía, tan pobres y remendadas, _que a veces no daba tiempo para componérselas. Su familia quiso entonces reg·alarle una nueva, aun– que de tela burda como las que él usaba; pero no consiguió que la acep– tase, porque decia, ser reprensible tener algo superfluo un padre capuchino remendado (1). El otro caso ocurrió el 25 de ag·osto de 1722, último día de la novena de la Divina Pastora. Estaba el venerable en la sacristía preparando el ser– món, cuando se le acerc,ó el prioste con un envoltorio., que había encontra– do en el pasilfo. Desliado, vieron que contenía un niño recién nacido, que creyeron muerto, pero, al respirar el aire libre dió .señales de vida y co . menzó a g·emir. En su pecho hallaron la partida de bautismo y un papel que -~ecía ser fruto d~ u?a mujer ~?Itera, que par? encubrir s~, _h <¿ no,,:-}Zo_níá al h1¡0 del pecado ba¡o la proteccIon del padre Isidoro, para :qu·e;:-al·1fl.i'l~ do de lobos. lo hiciese cordero de la Divina Pastora. El ven~r~~%,e.M u\{i%~ cionado expuso en el sermón cuanto había ocurrido y pidió' -sd;, aw.di¡ ~ ::-\ , • • • /., • 1 1 ..., '.,· ~..,,•V \ \ que_ ?cud1e~e con su car1.~ad a la lactancia, prn~1ero, y de?PH;é~_'t(f} :j,;l~"f t ie~tü:J CélCIOn del 111fortunado 111110. Menudearon las limosnas e,n-:?m1g'!::, (f.ll (;).cfy,e) y ·( encargó a la Hern~andad la inocente criaturita, que a su ªJÜ}~la¡_~\'r~~~:~Jj s~v:, _lo que su desgTac1ada madre deseaba (2). ,\0J.'Y11r;f¡g¡J;./:_..:.;1 Pero en esté cielo de virtudes brilla, . como astro en si(&~lHi'/S'íf~i1\i:l1i~:.)f villos~ dev?ción a la Divina Pastora, s~ sed insaciable de anfr1:1f y,:~f~rJ" la y d1fund1r su nombre por los cuatro angulas del mundo, ¡>'a'ra.,.9u~¡';.fu~~-e honrada y servida con amor por todos los hombres. Habríamds~e:f ~tir el cúmulo de hechos consig·nados en este libro y los que reservamos · jfára

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