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98 LA DIVINA PASTORA Y EL BTO. DIEGO J. DE C . selas a su mano, que Ella amorosamente extendía para tomarlas y ofrecér– selas a otras después ... » (1). El cardenal Spínola, en una fintsima y larga exposición sobre los orí– genes del título, se pregunta: «¿Es que tuvo realmente, como contaban las muchedumbres, una visión del cielo, en la que con los ojos del alma o acaso con los del cuerpo, percibió distintamente a la Santísima Virgen , con el traje y con los atavíos de Pastora?... ¿O es·que en sus meditaciones acer– ca de los oficios que María desempeña cer6JI· de los mortales, entendió cla– rísimamenle que ejerce para con nosotros un verdadero pastorado, y que (si) su Hijo es nuestro Buen Pastor, Ella es·en toda verdad nuestra Pasto– ra amante, y le vino una inspiración celestial, viva, fuerte, tenaz, irresisti– ble , de pintarla bajo esta atractiva forma y proclamarla Pastora de las al – mas... ? Juzgamos , por lo que a nosotros loca , lo primero » (2). Don Joaquín Hazañas, por su parte, abu1ldando en el criterio del ca r– denal Spínola, añade: ~La tradició.n o al menps algunos de sus expositc– res , colocan la aparición de la Virgen al venerable padre en una mañana del mes de junio; pero, a mi juicio , hay una c'ircunslancia en que no han parado mientes , que nos autoriza a sospechar que debió ocurrir más ade– lante. ¿No sería favorecido el padre Isidoro con la celestial visión el 15 de agosto, festividad solemnísima de la Virgen? ¿Por qué, si no , enlazó tan íntimamente el culto de la Pastora con el de la Asunción de María? ¿Cuál fué , si no es esta, la razón de haber titulado su obra magna. La Mejor Pastora Asunta, y de haber fijado el 15 de agosto para la ce)ebración de la fiesta de la Pastora de las almas?» (3). Ante la consideración de todo lo dicho , pudiera formularse la hipóte– sis siguiente: En la noche del día de san Juan , por inspiración divina, el padre Isidoro en lo más recóndito de su alma concibió la idea de apellidar a la Virgen mística Pastora y pintarla con sus atavíos pastoriles, rodeada de ovejitas, símbolo de las almas. A esta concepción responde el bocelo , miniatura en cobre , la primera Pastora del mundo , que conservó hasta la muerte, y de la que ya se habló. Durante la oración del día 15 de agosto, en visión imaginativa, o inte– lectiva, advirtiendo o no que era un éxtasis - esto cuadraría con lo de una sencilla ocurrencia - columbró entre resplandores celestiales el místico simulacro que había mandado pintar; pero rodeada de ánge– les, dos de los cuales sostenían en sus n1anos corona imperial , en ac– titud de ponerla en las sienes de la Reina del cielo. Esta visión fué la que le llevó nuevamente al estudio de Tovar, para confrontarla con el avance del trabajo y añadirle el grupo de ángeles, en la forma descrita, del que carece la primera miniatura. De modo que el cuadro, que se destinó p.ara el es– tandarte y culto público, representa la Pastora Coronada. Es más, y se confirma lo dicho, no sólo se siguió esta norma en gran mayoría de pintu– ras , sino también en las efigies de talla, estimándose como bellísimos ejemplares de la imaginería dieciochesca las parejas angélicas que aún se conservan. l. FLORES DE LOS CAMPOS, pp. 31 y s. - 2. Boletín o. del arzobispado de Sevilla, núm. 526, 15 sept. 1903. - 3. Discurso pronunciado en el Certamen literario de la Coronación de la Divina Pastora en Sevilla, el 20 demayo de 1921 . El autógrafo lo cedió al Museo de la Divina Pastor¡¡.
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