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96 LA DIVINA 'PASTORA Y E.L BTO: DIEGO J. DE C , en los oficios que dictaba el pecho: y al verle tan resuelto y vigilante , es forzoso juzg·ar, en tal estrecho , que nacía su pronta dilig·encia de más alta y suprema inteligencia. Al hermano pidió le acompañara a casa de un pintor, que con ternura , hasta apurar el arte, trasladara todo su pensamiento a una pin tura , desde cuyo principio dió la cara de fundador aquella gran cordura, pues quiso por la suya abrir el intento de tantas Hermandades el cimiento. Albergaba Sevilla los honores del célebre Tovar, a quien se aclama por segundo Murillo en los primores de su bien merecida eterna fama , cuyo pincel con alma entre esplendores , vigorizados en tan viva llama, sacó la hermosa imagen , que hoy venera la admiración y el pasmo por primera . (c) Me aseguran que el padre en el bosquejo, hizo varias enmiendas y reparos, recurriendo , suspenso, a algún cotejo puramente mental, y aquí están claros los juicios , de que este es un reflejo , que alumbra la evidencia, sin disparos , de que allá en su interior reconocía prototipo de heróica jerarquía. Quedó, al mirar el lienzo ta n absorto, contemplando aquel místico embeleso , que aun el mayor hipérbole es muy corto .. . Creemos suficiente lo expuesto por Villegas para establecer la tesis de la visión, aprobada y difundida por los coetáneos del venerable; pero para mayor abundamiento y porque confirma la mentada opinión, citare– mos al padre Nicolás de Bilbao , quien· en la oración fúnebre del padre Isi– doro, predicada en nuestra iglesia de Sevilla, entre los muchos elogios con que encumbró sus virtudes hay uno que reviste particular importancia y es aquel en que lo compqra nada menos que con el apóstol san Pablo , eleg·i– do por Cristo, para que, con muchos trabajos y tribulaciones, portase su nombre ante el pueblo, los reyes y los hijos de Israel. Dice así: «Eligió, sin duda, de Dios la Majestad a nuestro venerable padre para que llevase, por el orbe todo, de la Pastorn el santísimo nombre. Para esta (e:) Pintó la imagen D. Al. º deTovar, pintor de sus majestades.