BCCCAP00000000000000000000461

88 LA DIVINA PASTORA Y EL BTO . DIEGO J. DE C. dos y también el cielo , porque el predicador, que une la devoción de María con la reprensión de los vicios, goza rá la bienaventuranza: Qui elucidan/ me, vitam aeternam habebunt (Eccl., 24, 31) (1 ). A esto aspiraba y para ponerlo en práctica sacó de la parroquia de san Gil el Rosario, presidido por una pintura de la Inmaculada y lo ll evó a la Alameda de Hércules, punto de holganzas y diversiones para la g·enle ale– gre y jaranera, donde cada uno está rodeado de peligros: circunda/as es laqueis (Job., 22, 10); y son lúbricas sus andanzas; Vía il/orum quasi lubricum (Jerem . 23, 12). Aquí predicaba todos los días de fiesta, repren – diendo los vicios y exhortando a la devoción de María Santísima, consi– guiendo que de allí se le reuniese una gran multitud , que le seg·uía cantan– do la Corona por las calles, en donde se agTegaban otros muchos con edificación de cuantos lo contemplaban. Era una gloria ver tanta alma em– pleada en los dulcísimos elogios de nuestra amantísima Reina (2) . Vista esta conmoción del pueblo, determinó el predicador hacer un simpecado, que fuera r egio trono de la imagen de María Santísima, para que con su presencia los animase a cantar con más fervor y recibi ese los cultos y alabanzas que le ofrecían . Púsose a discurrir qué imagen de la Virg·en pondría en el pendón , para que fuese públicamente venerada de todos, y quiso Dios que le ocuniese-sin haber aquí más que una mera y sencilla ocurrencia - el pintar a María Santísima con el traje de Pastora , fundado en que siempre la Virgen, verdadera y perfecta imitadora de su Hijo, al modo que El es el Buen Pastor de los hombres: Ego sum Pastor Bonas (Joan ., 10,11), así su Madre es Pastora Buena de las almas y de toda la Iglesia, como san Antonino la apellida: Maria es/ Pastor Bonus pascens Ecclesiain (Sum. , p. 4, t. I, c. 41). Con esta reso lución se fué a un pintor excelentísimo: pidióle que le pintara la nueva imagen, le dió la idea, el modelo, traza y traje, que había de tener, y ejecutólo el pintor, trazando una imagen tan peregrina , tan be– lla y hermosa, que por el traje pasma a quien la mira , le enternece el cora– zón y le aviva la devoción y el afecto (3) . . En todo este proceso se advierte un elemento sobrenatural y misione– ro , que abarca toda la obra, desde su fin , que son las misiones para reali– zar el mandato de Jesucristo de convertir al mundo, hasta los mismos me– dios excogitados para conseguirlo: la ingrata y penosa corrección de los .--f vicios y pecados, ungida y dulcificada con la devoción de' la Virgen Maria. Si recordamos la vocación impetuosa, perenne y extraordinaria del padre Isidoro para las misiones, aquel aguijón inquietante de sus medita– ciones para no ser operario ocioso , sus temores de condenación si calla– ba, aquel firme propósito de lanzarse a las calles y plazas en busca de los pecadores para convertirlos , el atrayente señuelo de la devoción mariana con que se dispuso cnptnrlos sunvernente pnra el cie lo y la invención , en fin, del trnje y peregrino título de Pastora con que representó a la Virgen , porque así lo quiso Dios, para bandera de su apostolado, concluiremos que todo esto es esencialmente misional y que pertenece al orden extraor- l. LA PASTORA CORONADA, pp. 1-4, y LA Ms¡oR PASTORAAsuNTA, pp. 517 y s. - 2. lb. - 3. PASTORA CoRONADA, pp. 5-8; y LA MEJORPASTORA AsuNTA, pp. 517-19.-En la narración de estos hechos hemos seguido casi al pie de la letra al padre Isidoro, conservando su idea y su sentido.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz