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86 LÁ DIYÍNA PASTOUA Y BL IYl'O, DIEGO J. Db C . sido ovejas del rebaño de Satanás, sean en adelante ovejas de su siempre seguro aprisco » (1). Yo os envío como ovejas en/re lobos (Math. , 10, 16) dijo el Buen Pas– tor a sus apóstoles cuando los envió a predicar a los infieles. ¿Por qué -se pregunta-no los envía como leones o tigres? Porque van a criarlos, como lo hizo san Pablo, con la leche de sus pechos , es decir, con su doc– trina y enseñanza: Lac vobis polum dedi (Cor., 3, 2). Y si los que se crían a los pechos y con la leche de las ovejas son corderos, he aquí por– qué los envía como ovejas para que los lobos, convertidos en corderitos, se agTeguen al rebaño de la Iglesia. «Ahora, dice, acabo de entender por qué san Buenaventura llama a María Santísima Doctora de los apóstoles y Maestra de los evangelistas: Tu Doclrix apostolorum et Magistra evangelislarum (in Cant., V). Y es, porque como tiene tanto deseo de que los paganos y g·entiles, convirtién– dose a la fe , se hagan corderos de su rebaño, y esto se consigue por me– dio de los evangelistas y varones apostólicos, por esto los enseña, por esto los alecciona, por esto los dirige, para que con facilidad mayor traig·an a su rebaño tanta descarriada oveja , tanto perdido cordero. ¡Oh caridad in– comprensible la de Pastora tan Soberana » (2) . Pero sucede a veces que algunos infieles son tan obstinados, que a pesar de ser adoctrinados por los predicadores evangélicos, permanecen en su error y ceguera. ¡Qué lástima y qué dolor, que estas almas, redimi– das con la preciosísima sangre de Jesús, se condenen sin remedio! Si la Virgen fuera capaz de sentimiento, ¡qué sentimiento tan vivo atravesaría su ternísimo corazón! Ve desde la gloria esta Divina Pastora la miseria de tantas almas per– didas, después de haber sido evangelizadas, y ¿qué hace su misericordia en estos casos? ¿Qué hace? El mayor exceso de su cariño, la fineza más g-rande de su amor; pues por sí misma los convierte, con amor los busca, con silbos los llama y para sí piadosísima los recoge. Para confirmar su aserto explica el pasaje de los segadores en el libro de Ruth. Tras ellos iba esta honestísima mujerl recogiendo las espigas que · iban dejando sobre la tierra; unas que se les caían de las manos, otras que no fueron segadas y algunas que voluntariamente desprendían ellos de sus gavillas. Alegóricamente los segadores representan a los misioneros apostóli-\ cos, según la expresión de Jesucristo: Messis quiden mulla, operalii au– lem pauci (Math., 9, 37); las espigas son los infieles, como lo interpreta Cornelio Alápide; y Ruth, e·A-frase -de-san-Buenave-ntura, es la representa- ' ción de María Santísinm: <- Ruhl signif'icat Bealam - Vi1~inem Malianr(in 1 ,Spec., 3). Luego al modo que Ruth por sí misma recogía las espigas que los segadores se dejaban por recoger, «así la Divina Pastora María recog·e ! por sí misma a los infieles y gentiles que los varones apostólicos, por pro- // tervia de ellos mismos, se dejan por convertir, haciendo con sus ruegos y poderosa intercesión que lleguen al conocimiento de la fe » (3), según afir– ma el seráfico doctor: Maria in oculis Domini hanc graliam invenit, ut 1. O. c., pp. 489 y s. - Tod a esta exposición es copla casi literal de lo que dice el ve- 1 erable en parte del citado discurso, conservando siempre su sentido. - 2. Ib. - 3. Ib., p. 491 .

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