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72 LA DIVINA PASTORA Y E L BTO . DIEGO J. DE C, motivos, que hubo para hacerlo (aquí se ve la gTan humi l– dad y sumisión del venerable para los superiores): y la Hermandad despe– dida se fué entonces y se pasó al con– v e 11 to de reveren– dos padres trinita– rios calzados y en él colocó -su imagen de la Pastora , en dondé hoy es esti- 111 ad is i 111 a y muy querida de dichos reverendos padres trinitarios, y venera– da de toda su fervo– rosísima Her111an– dad » (1). S i comparamos el decreto del padre Ubrique con el del padre Arda les, se ve– rá claramente su dis– crepancia; pues el del primero rechaza de nuestras iglesias las Hermandades y silencia la admisión o no admisión, en ellas, de las imáge– nes de Pastora; y el del segundo nada di– ce sobre las Herman- Grabado que representa la primer a ima·gen de la Divina Pas tora que se veneró en la igl esia de l os capuchinos de Granada y que pasó después a la de los trinitar ios cal zados. que le pusieron el escapula – rio de la Sima. Trinidad .-Museo de l a Divina Pastora . Sevilla.-E11 la parte baja del grabado, tachada con finta , se lee: «Sita en el con– vento de l a SSma. Trind. Redemps. Calz. de dicha Ciudad ». A d·– viértase que la grafía de Granada se representa con el fruto que la simboliza. dades y en cambio manda que, en los lugares donde haya convento nues– tro , no pong·an los capuchinos dichas imágenes fuera de nuestras iglesias: lo que significa, a nuestro entender, un error , que coartaba la expansión del culto de la Divina Pastora y era imponer el decreto de Cádiz, como me– dicina preventiva, para todos los conventos de la provincia . Pero los redentores, una vez que tuvieron en su iglesia la imag·en , de– terminaron que llevara en su pecho, como el Cristo de Medinaceli en Ma– drid, el escapulario de la Santísima Trinidad, y así la presentaron en sus cultos y la reprodujeron en grabados , como puede verse en el que repro– ducimos , que nos prueba además que la primera imagen de Pastora de nuestro convento de Granada era igual a la primitiva de Sevilla. l. LA M EJOR PASTORA A SUNTA, p. 522.