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Mamá Sara, era muy cristiana para oponerse a los deseos del pequeño, pero cada vez que Juancito le manifes– taba su deseo, lo ponía en guardia.- Yo no me opongo, pero debes saber que si no eres llamado por Dios, no podrás superar las duras pruebas a que los capuchinos someten a los jóvenes aspirantes a su vida.- Juancito quiere saber cuáles son esas «duras prue– bas». -Te mandaran tirarte vestido al fuego ardiente o en el mar agitado ycosas similares,- precisó la madre, leyendo en los ojos la curiosidad del niño. La afirmación de mamá Sara, no apocó ni mínimamente al pequeño, que dio la respuesta justa. - Entonces, Padre Domingo y Fray Carmelo, antes de vestir el hábito capuchino, ¿fueron lanzados en el fuego ardiente y en el mar agitado?- -Sí- responde la madre para reafirmar lo antedicho. -Si ellos lo pudieron hacer y todavía viven ¿porqué no lo podré hacer yo?- Concluye satisfecho el pequeño. Dando aentender que estaba decidido a ser capuchi– no a cualquier precio,sin medir esfuerzos. 7

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