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LA SANDALIAS DE FRAY BERNARDINO oncluída la visita pastoral ,1 los armenios esparcidos en América Latina. el P. Cirilo se estableci(í definí tivarnentc en Ro111a y de «obispo itinerante» lleg(í a ser el «obispo de la caridad». · De l lJ:'i'-1- hasta la muerte. el intrépito misionero capuchino. que llc\·aba impresas en su cuerpo las estigmas del Sei1or .lcsC1s. con ti nurí h,1ciendo !legar ayud,h concretas ,1 sus hern1a11os armenios a t1·an:s de la \'Íus inexplmadas de la Prn\·idencia. Solí,t repetir: «a mí me ,tlcazan dos pañuelos y pocas cos,1s par,t cubrirme ... Son los pobres que me tienen preocupado y especi,tlrnente cuando 110 encuentrn los me– dios para socorrerlos. porque la pobreza. muchas veces. es mala consejera». Lajornada terrena del gran obispo misionero conti– tlll(Í llena de episodios que tenían sabor ,l 111ucha ternura. En su camino fructificaba la bond,td. con la discrecirín y la 111,msedumh1·e. de h1s pequeñas l'lmes del ca111po. En su cornzrín grande había ancho espacio ,1 l,t gratitud que se 111ani fcstaba en las pequeñas cosas. Una vez Mons. Zohrabián llegó al convento de los capuchinos de Paclua y fray Bernardino que era zapatero. quiso prepararle un par de sandalias ul estilo capuchino y de color rojas en homenaje u su dignidltd episcopal.
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