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LAS ALMAS A DIOS xisten en la vida de un hombre, ideales y conviccio nes que se traducen después en programas bien precisos para seguir con fidelidad. El ideal constante del P. Cirilo fue aquel de llevar las almas a Dios («animas Deo», del latín ele su lema episcopal). En efecto. el obispo capuchino traducía siempre en realidad, a costa de su sangre. aquella voluntad de llevar a tocia costa las almas a Dios. «Es lindo sufrir al lacio ele la propia grey -son sus palabras- defenderlo de todos los asaltos. salvarlos ele la perdición y el error. también a costa de la propia vicia». Las dificultades. naturalmente, no faltaron. Y tam– poco las hostilidades declaradas. Mientras el gobierno musulmán buscaba neutralizar la presencia benéfica del obispo capuchino, él, llegó a abrir un orfanato, donde los primeros en habitarlo fueron justamente los pequeños musulmanes. La fidelidad a la salvación integral ele los hermanos confiados a sus cuiclaelos. fue la causa ele la tercera encarcelación del P. Cirilo. Al leer sus apuntes con referen– cia a los procesos, torturas yexilios, parecería que sentimos ele nuevo a San Pablo en las cartas desde la prisión. Durante la segunda guerra mundial. mientras el obispo capuchino cumplía la visita pastoral sobre el altiplano siriano, fue ,u-rest,1clo. despojado. le robaron las \·estiduras episcopales. 48