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la cahc1a. NeCL'SÍtaha crcc1r de la nada tuda rnsa. y Jl\l lcnía 111 un peso». Otra vez mús el obispo capuchino recurrió al fondo inmenso ele la Providencia y las obras surgieron: iglesia. escuela. orfanato. hospital y también el :cminari; para acoger a los futuros sacen.lotes. El ansia pastoral del obispo capuchino llegaba así también a los hermanos musulma– nes. causantes de la hostilidad declarada a toda pcnctracicín del mensaje cristiano. En abril de llJ41. cuando un temporal \'iolcnto de– \'astó la ciudad de Dcuor (musulmana) y ninguna ayuda había llegado toda\·ía. allí estaha ht carreta medio deshecha del obispo Cirilo con un slogan. bastante significatirn: «Kamcchlic cristiana a los hermanos de Dcaor». En aquel carro estaban todos los recursos de la di(1ccsis. Nadie se maravi lió cuando. al retornar de la obra de ayuda ,1 los damnil.icados. el obispo se encontró en la situación de pedir limosna hasta para una camisa y un poco de comida.. Es inútil decir. que un obispo así fue aceptado corno un verdadero y propio don del ciclo. se,1 por el clern que por los ficle.,. Por otra parte. el P. Cirilo estaba muy con\·encido que el hacerse «todo para todos» hacía parte integrante de su aventura corno pobre cristiano. 47
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