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a tocios los huérfanos (setenta y siete) un buen paquete ele comida para el viaje. En el muelle, estaban esperando al Padre Cirilo,el P.Bruno,el P.Juan y Fray Francisco, con muchas familias italianas, amigos y conocidos. El Padre Bruno, abrazó calurosamente al Padre Cirilo y le preguntó por sus valijas para llevárselas. - ¡Están aquí! - responde el Padre Cirilo mostrando tímidamente a sus huérfanos. El Padre Bruno y el Superior, cambiaron de color varias veces, en pocos instantes, al ver las «valijas» del Padre Cirilo y debieron contenerse, para no pronunciar palabras poco pacientes. Todos los que habían venido a recibirlo, después de haberlo saludado, se fueron yendo y lo dejaron solo con sus huérfanos, como dándole a entender sin lugar a dudas «ahora, arréglatelas como puedas». Se dirigió al Patriarcado Armenio-Católico, pero la acogida fue poco menos que glacial. El capuchino, enco– mendándose a la Virgen Sma.,reanudó la marcha con sus huérfanos entonando en armenio el canto: «la luna nos iluminaba y en la noche un grupo marchaba» Las Hermanas de la Inmaculada Concepción, al escuchar el canto, salieron rápidamente a la calle, se dieron cuenta de la angustia del Padre Cirilo, y por aquella noche, hospedaron a los huérfanos. 29

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