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obstante la promesa ele los turcos ele respetarlo, porque era perteneciente a la Embajada Francesa, fue ocupado y saqueado. A los frailes les impusieron ele malos modos, el dejar el convento, sin poder siquiera tomar sus efectos personales, y la iglesia fue puesta bajo custodia. Los frailes encontraron hospitalidad en un convento de las hermanas y el Padre Cirilo, temiendo la profanación de la Iglesia. pensó en ir a rescatar la Sagrada Eucaristía. Para hacer esto, tuvo que ganarse la amistad del comandante Pascha. -Me presento a vuestra majestad con la gran fe de ser escuchado-, dice humildemente el Padre Cirilo. - «Por la gracia de Dios soy ciudadano turco, viví siempre en Turquía y soy un Fraile Capuchino. yo siempre he admirado de vosotros. que tenéis un gran respeto para con las cosas santas.En el convento hemos dejado muchas cosas de valor, pero en la iglesia, tenemos el objeto m<1s precioso, más santo, más venerado por nosotros los cristia– nos. Un objeto que para ustedes no tiene ningún valor y por eso, por amor de Dios, vengo a pedirle que me permitais llevarlo.» Estas palabras del Padre Ciri lo, llegaron tan honda– mente al comandante, que el permiso fue concedido, el objeto más precioso del mundo, «Un simple pedazo de pan», según el comandante, pero que «nosotros no podría– mos comprarlo ni siquiera con todo el oro del mundo está a salvo.» Pocos días después, la iglesia de San Luis fue saqueada y profanada. 24
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