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SI ES NECESARIO SERE OBISPO 1 tiempo pasaba y el sueño tan ansiado se estaba volviendo una realidad. Sólo faltaba superar las dificultades que le presentaba su tía Sor Teoclora. Ella le decía y ciertamente. no para animarlo. que nunca podría llegar a ser capuchino. porque ellos quedan casi ciegos ele tanto estudiar. Juancito. se retiró a un ángulo a meditar sobre lo que le dijo su tía. -¿Qué cosa pueden saber los capuchinos que yo no sepa? ¿,catequesis'?. siempre Cui ele los mejores: ¡_aritméti– ca?. quién conoce mejor que yo las cuatro operaciones: ¿historia o geografía·) sé tocio lo que puede saber un capuchino.- Concluye decidido el pequeño y la alegría vuelve a su rostro. por haber superado la dura prueba a la que lo enfrentó su tía. Fue a 1:i sala donde estaban todos y exclamó satisfecho. « Señoras y seiiores. con la gracia de Dios. soy ya un pequeiio capuchino. porque poseo tocia la ciencia que pueden tener los capuchinos».- Estú demás decir. que la tía. tuvo que convencerse ele la seriedad y decisión del muchachito. Y así, fue admitido en el Seminario Seráfico de Constantinopla, para allí iniciar los estudios del caso. Cuatro aiios después. llegó el momento de vestir el hábito capuchino y de decirle acli6s al cabello y darle la bicnn:nida a la barba. cambiando de nombre y de I estido. 8
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