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ORIGEN DE LA REFORMA CAPUCHINA 93 G. - EREMITORIOS Y CONVENTOS. 29. - La profesión misma de la vida eremítica nos habla ya de la forma y carácter de los conventos donde moraban los primeros capuchinos. Las buhardillas del palacio ducal de Camerino, sir– vieron provisoriamente de asilo a la pequeña comunidad capuchina. Buscando más soledad y mejor ambi,ente a su vida de ermitaños, se establecieron en Arcofiato, suave colina sita en los alrededores de Camerino, donde se elevaba una pe-. queña capilla dedicada a San Cristóbal. · 30. - Los discípulos de la Reforma aumentaban, y era preciso proporcionarles lugares para que habitaran. La duquesa obtuvo de los monjes de San Jerónimo el eremi– torio de Colmenzone, dedicado a San Juan Bautista. Un cronista de la época nos asevera haber visto el lugar y nos lo descdbe del siguiente modo: celdas de ca– ñas y ramas cubfortas de barro y cal; puertas y ventanas muy estrechas; por pavimento, la desnuda tierra; en el coro apenas podían estar incómodamentle siete religiosos; la puerta, de ·1a iglesita era tan estrecha, que por ella no con– seguiría entrar una pe1·sona corpulenta. De ambos eremi– torios no restan más que vestigios ruinosos. 31. - La estrechez e insalubridad de Colmenzone mo– vió a Catalina Cibo a buscar un lugar más saludable y apro– piado para que habitasen sus queridos frailes; y así fué como surgió el convento de Monte Melone (hoy Pollenza, en Macerata), contiguo a la vieja iglesia de Santa Lucía; En 1529 ya residían los Capuchinos en Santa María dell' Acquarella (Albacina). En una cima rocosa se levanta– ba la construcción con su torre esbelta en un ambiente so-

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