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84 LA ORDEN CAPUCHINA Su petición se reducía a los puntos siguientes: a) al– canzar el privilegio de usar el hábito según el modelo que llevaba desde su huída de Montefalcone; b) facultad de predicar por doquier; c) licencia de observar estricta– mente la Regla de su Orden, especialmente en lo que ata– ñe a la pobreza. A todo esto accedió el Sumo Pontífice con la condi– ción de que cada año se presentara al Capítulo de la Pro– vincia donde morara. 7. - Sin esperar documento alguno que atestiguara la concesión de estos privilegios, fray Mateo regresó a las Marcas con la satisfacción de haber logrado su acariciado sueño. Ni siquiera hizo mención al Papa de una pretendida reforma, ni de la facultad de agrupar a su alrededor a quienes quisieran seguirle. Nada de esto. Es un propósito personal, como más adelante lo afirmará con su proceder. Sin embargo, por su decidido gesto se le considera el ini– ciador de nuestra Reforma (1) . 8. - En Abril de 1525, se celebraba en Jesi el Capí– tulo Provincial, presidido por Juan de Fano. Era éste "va– rón sabio y prudente, predicador y escritor de vigoroso estilo, muy celoso de su instituto". (Waddingo). Empeñado como estaba en renovar la observancia de su provincia, a la que regía por segunda vez, no llevó a bien la conducta de fray Mateo, quien por otra parte, no podía presentar documento alguno que acreditase ante el Capítulo todo cuanto él decía haberle sido concedido. 9. - Juzgáronle fugitivo, y a tenor de las normas emanadas por el mismo Clemente VII el mes anterior, fué (1) "Mateo de Bascio debe ser considerado como el fundador de la nueva fraternidad". (P. Felder).
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