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EL FUNDADOR 29 Como testimonio del amor y predilección de Francis– co por este lugar, perdura el milagro de sus recuerdos, co– mo el de las rosas invernales. Se percibe aun hoy día el perfume del éxtasis que tuvo en compañía de Santa Clara en aquel ágape me– morable, cuando el fuego que consumía el convento, era el símbolo del fuego in– terior que a sus almas seráficas devoraba. D. - LA VIRGEN DE As1s. 8. - No se pue– de omitir, al tocar el punto de la Porciún– cula, la aventura es– piritual de una noble y rica doncella de Asís llamada C1ar a Favarone (1). Com– prendió San Francis– co su heroica voca– ción y no dudó en se- cundarla, inspirado La Indulgencia de la Porciúncula por Dios, y ,en prote- gerla contra ,la cólera de su familia y de sus amistades. Un día, no se puede señalar con precisión, probablemente en (1) Cfr. Sarasola, o. c. 219; Facchinetti o. c. pág. 156, la llama Clara Scifi y fija su admisión al hábito religioso el 19 de Marzo.
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