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EL FUNDADOR 27 estaba por la conducta sospechosa de los Valdenses, Cáta~ ros y Albigenses. P,ero al cabo se convenció de la rectitud y sinceridad del nuevo fundador, y ante la visión que tu– vo en sueños, al ver derrumbarse la Basílica de Letrán siendo sostenida por un pobre que reconoció ser Francis– co, les dió amplia aprobación y licencia de predicar or– denando que se les hiciera tonsuras clericales en testimo– nio de la misión que les otor– gaba. B. - RIVOTORTO. 5. - Fué allí en ese hu– milde eremitorio donde se reunieron después de la ex– cursión y vuelta de Roma. Francisco los educó en su es– píritu de desprendimiento ale– gre y espontáneo de absolu– ta pobreza. Salía los sábados de ·su r,etiro para predicar los domingos en la Catedral de Asís, donde se le oía con su- Aprobación de la Primera ma veneración. Pasados aque- Regla llos primeros días de vilipen- dio y de mofa, a raíz de su conversión, se granjeó en ade– lante la estima de las gentes que le miraban como a un santo. En Rivotorto se hacía una vida de abnegación y renun– cia. El fuego del amor divino enardecía a aquella primera generación de franciscanos, que apenas podían rebullirse en aquella choza que hacía de convento.
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