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EL FUNDADOR 25 ha de reedificar, era sólo un símbolo de la Iglesia de Cristo que había de reconstruir por medio de las tres Ordenes de las que sería fundador, por especial providencia de Dios. Mientras trabajaba en S. Damián, profetizó que aquel lugar sería refugio de las blancas palomas de Cristo, que un día anidarían en sus muros: las Clarisas. CAPITULO II EL FUNDADOR l. - Se fija alrededor de 1206-1207, la fecha de la conversión de San Francisco. Acaso no peñsaba aun asociar a sí a otros. compañeros, ni mucho menos ser el fundador de una nueva orden. Se dejaba llevar de la inspiración del cielo, andando pobre y peregrinando, aconsejando y exhor– tando con humildad y mansedumbre. No sabemos si merece adhesión mental de nuestra par-., te, el hecho de que al nacer apareciera en Asís un anciano que sería un discípulo del Abad de Fiore, pr,egonando aquel suceso histórico con las palabras 11 Pax et Bonz1m" (1). La tradición nos ha regalado esa leyenda como un tesoro es– piritual que lo utilizamos con amor, convertido en lema de la acción franciscana. 2. - Cuando menos lo pensaba Francisco, mientras recibía denuestos de muchos de sus conciudadanos por su (1) Facchinetti, o. c. I pág. 7.

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