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24 SAN FRANCISCO DE ASIS cio que reportaba pingües ganancias. Los Cátaros, Patari– nos, Valdenses y Albigenses, so pretexto de la reformación de las costumbres eclesiásticas, arremetieron contra la exis– tencia espiritual de la misma Iglesia. La lucha entre la ver– dad y el error se entabla en nombre del Evangelio por una y otra parte. 13. - Los herejes, trataron de interpretarlo a su gusto y talante para combatir así al Papado; y Francisco en– tendiéndolo en su cabal sen– tido, bajo la autoridad del Papa. Por otra parte el mun– do político dividido entre la Iglesia y el Imperio, vió sur– gir otro factor que era pre– ciso encauzar: los ''comune– ros"; es decir, agrupamiento de hombres civiles que tra– bajan y producen traficando con la tierra, pero demasiado olvidados del cielo. Buscan dinero, y con la riqueza el "Francisco, ve y repara poder, para destruir la pre- mi Iglesia" potencia de los señores feu– dales. Concentración de elementos dispersos que era preciso orientar y conquistar para Dios. Se acabarían las divisio– nes de amos y siervos, pero quedaría la lucha entre mayores y menores, que se conmoverían a la voz profética de Joa– quín de Fiore. 14. - Francisco vive pobre sin airarse contra los abu– sos existentes en la Iglesia. Ama a la Iglesia y quiere ser– virla generosamente. La iglesita de San Damián que trata-
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