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22 SAN FRANCISCO DE ASIS El cielo tocó el corazón del joven principesco, y 11 en stt desmesurada capacidad de amar, prendóle el Crucifijo". Desde entonces ya no quiso ocuparse sino de una gloria que no se malograra. Se enamoró de una dama que era la pobreza de Cristo y quiso celebrar con ella sus bodas de amor. c. - LA LIBERTAD DE LOS HIJOS DE Dws. 8. - Francisco aparece pobre. Su padre pierde los estribos y comienza a maltratarlo; piensa que aquella po– breza de su hijo r,ebaja y deja maltrecha la opulenciá de su 1:asa y el prestigio de su apellido. Lo persiguió, lo encar– celó, lo desheredó, lo maldijo. El joven que era de suyo de carácter jovial y simpático, tornóse retraído y melan– cólico. Solicitado por su padre, presentós,e ante el Señor Obispo para hacer renuncia total de la herencia paterna arrojando a los pies de su progenitor aún lo que llevaba vestido diciendo: 11 desde ahora podré decir con verdad: Pa– dre mío que estás en los cie 1 los" (1). 9. - Dió un adiós definitivo a sus sueños y esperan– zas de grandezas temporales, derrocando todo cuanto no conduj,ese al servicio del Rey del cielo. Con nada quedará satisfecha su nueva ambición de po– breza y humildad. Una ambición triunfa de otra ambición. Cristo le ha ganado; y desde este momento el joven Fran– cisco se transforma en penitente y va recorriendo las so– ledades en busca del Amado. 10. - A pesar de lo que deja entender Celano, en su 11 Vita prima", Francisco no llevó vida de pecado. Tuvo que (1) El P. Cherancé, o. c. pág. 51, fija este acontecimiento en el año 1207; el P. Gratien, o. c. pág. 4 señala el 1206.

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