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ACTIVIDADES DIVERSAS 239 den apóstoles de la palabra en todos los países 11 Los ca– puchinos con su cordón y sus píes desnitdos, -dice el P. Lacordaire- son los apóstoles del pueblo. La Iglesia había preparado en su fecundidad bocas de oro, lo mismo para el pobre qite pa,ra los reyes; había enseñado a stts enviados lct elocuencia de· la cabaña lo mismo qtte la de los pala– dos. . . Sí vosotros, habitantes de las ciudades, necesitáis acentos que no hayáis oí– do jamás, también los ne– cesita el campesino. El pobre necesita, como vos– otros el atractivo de la palabra; tiene entrañas para conmoverse, lttgares del corazón donde dtterme la verdad, y donde debe sorprenderlct la elocitencia y despertarla el sobresal– to. Dejadle oír a Demós– tenes, y el Demóstenes del pueblo es el capt1chi– no". (Conf. 36 en Notre Dame). 25. - Baste recor– dar, aunque en distintas épocas, al irlandés Artu- Rvmo. Antonio de Módena ro O. Leary, Nicolás Bar- zoto, bohemio; lzaac Ochingen, bávaro; Nicolás de Lyón; Matías Valdi, veneciano; Baltasar Regueux; Buenaventu– ra Gargialo, Roberto de Nove, veneciano; ,en España el P. Santander, Valencina y otros. . 26. - Fué célebre asimismo en España el P. Alfonso Lobo (1' 1593). Primero descalzo y luego capuchino. Afir-

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