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220 LA ORDEN CAPUCHINA de la Ciotat (t 1706) en su libro 11 Parfait dévottment de !'ame contemplative" editado en París (1680) y por segun– da vez en Marsella (1681) . 20. - El capuchino Francisco María Casini (1648- 1719), cardenal del título de Santa Prisca, contribuyó po– derosamente a la condenación de esta herejía, por Clemen– te XI con la Bula 11 Unigenitus" en 1713. 21. - Adeodato Turchi de Parma (1724-1803) pia– doso obispo capuchino, fué acusado de jansenismo en el folleto que llevaba el título r 1 Non praevalebunt", sin du– da.como en revancha a nuestra actuación antijansenista. El P. Plácido de Pobello demostró resueltamente que el jan– senismo del P. Adeodato, no era sino la enemistad de sus acusadores. Este obispo contribuyó a la abolición de las leyes leo– poldinas, y en sus pastorales declara abiertamente y sin ambages, que la verdad declarada por boca de Pio VII con– tra el Sínodo de Pistoia, es la de Jesucristo. F. - QUIETISMO. 22. - El protestantismo cundía y se ocultaba bajo las más variadas formas. Pero asimismo, los capuchinos se distinguieron como opositores en todos los campos, y en los lugares donde se había diseminado esta falsa doctrina. El jansenismo no podía menos de ser contrario al es– píritu franciscano hecho de dulzura evangélica: y también al quietismo, cuya absurda pasividad era totalmente opues– ta a su fundamento activista. Nuestra espiritualidad está lejos de parecerse al quietismo del alma, de sabor molino– cista. La ascética y mística capuchina, dirá Honorato de Pa– rís, "es la antítesis del quietismo y enemiga de la ociosidad".

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