BCCCAP00000000000000000000458
208 LA ORDEN CAPUCHINA De· grande valor son especialmente los comentarios a las Epístolas de San Pablo. El mismo Papa Clemente XI le envió felicitaciones por estos trabajos. El P. Bernardino se ciñó particularmente a San Pablo, a causa de las luchas con los jansenistas y los protestantes sobre la gracia. En sus comentarios, no buscó la pompa de la ciencia, sino la claridad del expositor, la sencillez del capuchino, la firmeza del espíritu, la seguridad de la ortodoxia y la dul– zura de la piedad. 9. - Otros exégetas cap11chinos del siglo XVII. En gracia a la brevedad nos limitamos a citar los siguientes: P. Alfonso de Chartres; P. Agustín de Voguera; P. Jeróni– mo Bocchi; Tomás Calona de Palermo; P. Celestino de Mont-de-Marsan; P. Francisco de Vietri; P. Máximo Gigot de Aix; P. Juan de Fossombrone; P. Jerónimo de Arlés; P. Leandro Montan de Murcia; P. Eliseo de Bérgamo; P. Mar– celino de Macón; merece notars,e singularmente el P. René de Módena, judío de nacimiento; convertido al catolicismo, ingresó en nuestra Orden y fué censor de los libros hebreos, probablemetne al servicio de la Inquisición. No debe olvidarse al P. Benito de Paris autor de nL' es• prít de la religion 011 l' abrégé att livre de la science ttni– verselle des Saintes Ecrititres 1 ' (París 1686). c. - SIGLO XVIII. 10. - En este siglo se afirma mayormente la crítica textual literaria. Entre los exégetas capuchinos se destaca el P. Luis de Poix (1714-1782), conocido también con el nombre de Francisco Dubois; vistió el hábito capuchino en 1736. Desde muy joven se entregó al estudio de las lenguas orientales: griego, hebreo, arameo y otras, sobre todo desde
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz