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202 LA ORDEN CAPUCHINA OTRAS PAGINAS DE NUESTRA HAGIOGRAFIA Son representac1on de nuestra espiritualidad, además de los San– tos y Beatos, los numerosísimos siervos de Dios y Venerables como: el P. Antonio de Módena de la ilustre familia de los Montecúcoli. Se distinguió por su ciencia y santidad; predicador de fama, gozaba de una inmensa popularidad. María Lorenza de Longo ya mencionada, fundadora de las capuchinas (t 1542), Honorato de París (t 1624), Rainerio de Santo Sepulcro (t 1589), Francisco de Bérgamo (t 1626), Jeremías de Valacchia, lego (t 1625), Francisco de Precetto ("t 1645) sacerdote, Fiacrio de Kilkenny (t 1656) sacerdote, María Angela de Astorch (t 1665), Esteban de Adoain (t 1694) misionero en Amé– rica y en España, Juan B. Ulster, sacerdote (t 1710), Carlos de Me– trone (i" 1763), Jorge de Augusta lego (i' 1762), Rvmo. P. Pablo de Colindres (t 1766) General de la Orden, Florida Cevoli (t 1767), Delmira del Verbo Encarnado (t 1768), Ignacio de Santhiá (t 1770), Andrés de Burgio, lego (t 1772), Lorenzo de Zibello, sacerdote (t 1781), Nicolás Molinari, sacerdote (t 1792), Gesualdo de Reggio, sacerdote (t 1803), Francisco de Lagonegro sacerdote (t 1804), Do– mingo A. de Roma, sacerdote (t 1813), P. José de Carabantes, sacer– dote apóstol de Cuba (t 1890), María Antoine de Lavour, sacerdote (t 1907), y otros muchos. Ilustran y confirma_n nuestra espiritualidad capuchina los már– tires modernos, como: Tomás de Calangiano, Andrés de Loreto y Ba– silio de Novara, degollados por los judíos y mahometanos en Asia Menor a mediados del pasado siglo. Plácido de Villena (t 1666), pri– mer mártir de los misioneros capuchinos de América. Francisco de Puertovelo, Fr. José de Panamá y los mártires de Caroní (t 1817) y de Damasco. No se puede recordar sino con admiración al P. George de Gele, mártir del Congo, gran filólogo belga (t 1652).

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