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144 LA ORDEN CAPUCHINA ACCION MISIONERA DE LA ORDEN CAPUCHINA Heredera del espíritu de su fundador, la Orden re– fleja en su legislación una constante preocupación por las misiones. Aún no se había consolidado la Reforma Capuéhina en Europa, cuando ya el celo apostólico de los Capuchinos los llevó a tierras de infieles para ejercer acción· misionerá. Las misiones capuchinas dependen de la Congrega– ción de nPropaganda Pide" y del Rvmo. P. General, quien trata los negocios que a ellas se refieren por medio del Secretario General de Misiones. Se rigen por el Estatuto de Misiones aprobado por León XIII el 17 de Julio de 1893, y luego por Pío XI el 23 de Enero de 1929. Como se ha visto, la Orden tuvo no pequeña parte en la institución de la Congregación de Propaganda Fide, por la actuación que cupo al P. Jerónimo de Narni, siendo el capuchino San Fidel de Sigmaringa, el protomártir de esta saludable institución. El P. José de Tremblay desplegó como Prefecto de las misiones de Oriente (nombrado a tal efecto por Urbano VIII en 1625), una actividad hasta entonces no conocida ni desarrollada en el campo de las misiones, tanto en su patria como en el extranjero. Se entregó de lleno al apostolado; lo acertado de sus proyectos llamaron pronto la atención. Creó la misión de Poitou contra los hugonotes que eran todavía fuertes. Cuan– do llevaba sólo diez años de sacerdocio, sostenía contro– versias públicas con los hugonotes quienes ocupaban ahos cargos públicos. Contando con la opQsición de fa nobleza
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