BCCCAP00000000000000000000458

138 LA ORDEN CAPUCHINA dirigió al General de los Capuchinos, pidiéndole religiosos de la Orden, para predicar la fe católica a los apóstatas y a los católicos débiles que fluctuaban o flaqueaban en ella. Las luchas religiosas estaban en pleno auge, siendo por consiguiente, un terreno muy árido y solamente fe– cundo en disensiones y persecuciones, el que esperaba a estos fervorosos apóstoles. 42. - En 1599, San Lorenzo hizo un viaje a Praga con el propósito de preparar alojamiento y todo lo nece– sario para albergar a doce reli~iosos. La residencia se fijó junto a los jardines imperiales. La aparición en aquella ciudad de unos hombres que, por su porte exterior y por la forma de predicación, no se sabía a primera vista si pertenecían a una nueva secta protestante o si eran católicos, suscitó más bien desprecio y antipatía. Ocasiones hubo en que el Santo sólo por una gracia especial del cielo se libró de una muerte segura. 43. - Se abrió un convento en. Viena y otro en Gratz; un nuevo grupo de misioneros italianos fué enviado, en– tre los que se encontraba el Bto. Benito Passionei de Urbino. En 1601 el ya creciente prestigio de los Capuchinos vino a aumentar aun más con la milagrosa intervención de San Lorenzo en la batalla de Alba Real (Belgrado) con– tra los turcos. Nombrado Ministro General en 1602, el Santo de– signó para sustituirle en Praga al ya anciano predicador Matías de Saló; volvió luego a Praga en 1606, ocupándose en el apostolado y en una ininterrumpida labor diplomática hasta el 1613 en que regresó otra vez a Italia. 45. - Otro gran capuchino trabajó también desde 1606 en Alemania: el P. Jacinto de Casale (1575-1627). Pué pl,enipotenciario del Papa en varias ocasiones. En tan– to el P. Valeriana Magno (1587-1661), atraído por el ejem-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz