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PRUEBAS Y EXITOS 121 43. - Entre la consternación general, Bernardino de Asti ordenó redoblar los ayunos y oraciones para conju– rar el peligro que .les amenazaba y para sobr,ellevar se– mejante desgracia. No tardaron en recaer las sospechas sobre los Capu– chinos y sus más ilustres bienhechores: los cardenales Pole, Morone y sobre todo la ilustre Victoria Colonna. 44. - Pablo III exclamó en cierta ocasión a la vista del convento capuchino de Espoleto: nPronto no habrá ni Capuchinos ni conventos de Capitchinos''. Estos eran burlados ,e insultados en las vías públicas, habiéndose lle– gado hasta el extremo de negárseles ,el pan de la caridad. El Pontífice expuso el caso en público Consistorio. La mayoría de los cardenales se pronunciaron con el Papa a favor de la supresión de la Orden. Sólo el cardenal San• severino no aprobó tal decisión, saliendo en defensa de los frailes: 11 Santo Padre, -exclamó- creo que debemos tener sumo cuidado de no arrancar con la cizaña también el buen grano". Su consejo fué oído, y se convocaron ante el Papa los superiores de la Orden. 45. - Fueron confiados al Cardenal Carpí, como Pro– tector que era de la Orden Franciscana, el cual designó a Francisco de Jesi Comisario Genera,l, hasta ,el próximo Ca– pítulo. Les retiró hasta nueva orden la facultad de predi– car, como medida prudencial y también para protegerlos contra la hostilidad e indignación popular. Deberían ade– más ser examinados sobre la fe. gélica italiana. En 1553 regresó a Zurich donde, por sus op1010nes originales, se puso en oposición con los calvinistas. Murió de peste, desterrado en Moravia, en 1564.

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