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96 LA ORDEN CAPUCHINA rigieran la vida ordinaria conventual y de apostolado. Estas normas, llamadas "Constituciones", son el distintivo de ca– da una de las familias franciscanas. 4. - El P. Mateo en colaboración con los tres Defini– dores redactó estas páginas fundamentales, echando así las bases de nuestra legislación. Por su característica sencillez y suave aroma de piedad que respiran, permanecerán siem– pre como la imprescindible fuente de las nuevas instruccio– nes para el régimen de nuestra Orden (1). 5. - las bases sobre las que se afianzará la nueva fa– milia serán las siguientes: a) pobreza y simplicidad en la habitación, vestidos, utensilios etc.; b) frecuente oración, como requisito indispensable pa– ra adornar las obras de celo con la belleza de la contem– plación; c) la soledad y guarda del silencio en el interior de los conventos de la Reforma; d) fidelidad a las leyes litúrgicas; dignidad de las fun– ciones religiosas, decoro, brillo y esplendo1· del culto sa– grado (2). (1) Cfr. Monumenta ad Constitutiones Ord. FF. MM. Cap. perti– nentia, P. Venantio a Lisie. -En Rigault. Min. Gen, Romae, 1916. (2) Basado en los primeros cronistas, así describe Pastor, el gran historiador de los Papas, la vida de los primeros CapuchinOSi (Vol. X, pág. 349, Barcelona, 1911). "Los hábitos de aquellos religiosos eran los más ásperos que pudieran hallarse; siempre, aunque en invierno, an– daban con los pies descalzos y un crucifíjo en las manos. Su alimento consistía en pan, agua, verduras y frutas; sólo muy raras veces gusta– ban la carne: observaban rigurosamente los ayunos y algunos ayuna– ban casi continuamente. Las residencias eran lo más reducidas y po– bres que se podía, no empleándose en su construcción sino lodo y madera. Servíanles de lecho una tabla, y una estera para los más de– licados".

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