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no admitiría ni tributos ni incursiones vandálicas. Después de varias reuniones , todos firmaron un documento en que se comprometían a mantener con los estados vecinos relaciones de buena vecindad. Solamente el arzobispo de Maguncia Sigfredo , no firmó el docu– mento de buena vecindad. Era famoso este prelado por su ambición y espíritu camorrista. Se obsesionó con incorporar a sus dominios unas tierras que habían pertenecido siempre por derecho a Turingia. Para conseguir sus propósitos había provocado un conflicto armado con Herman, el padre de Luis . No hubo arreglo porque durante la contienda murió el duque Herman. Afirman los autores que el padre de Luis, murió a causa de la tristeza y la conciencia torturada por la excomunión que le lar:zó el arzobispo en medio de la lucha fronteriza . Luis se propuso frenar los humos del arzobispo que seguía recla– mando las tierras de Turingia que en justicia no le pertenecían . Primero intentó arreglar las diferencias de manera pacífica y dialo– gante pero no obtuvo resultado alguno. Entonces invadió las tierras de Maguncia, arrasó las posesiones del prelado y amenazó con lle– varle prisionero al castillo de Wartburg si no deponía sus pretensio– nes injustas. Por fin , después de largas negociaciones el joven duque consiguió que Sigfredo depusiera su actitud y firmara el compromiso de buena vecindad en Fulda , en la primavera de 1219. 53
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