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mucha fe para abarcar el profundo significado de las palabras de Isabel. La escena aumentó la distancia entre Isabel y los desconten– tos. Presionada por e: grupo de cortesanos que desde su frivolidad eran incapaces de estimar los valores religiosos y humanos de nues– tra santa , la duquesa se atrevió a sugerirla que quizás la conviniera «tomar el velo en algún monasterio» Los más frívolos y lanzados empezaron a difundir en el castillo la especie de que convenía anular el compromiso de casamiento y devolverla a su padre. Para colmar la medida de este acoso inhumano contra Isabel, Inés hija de la duquesa y una de las compañeras de juegos y estudios de nuestra santa, la dijo un día con cierto descaro y falta elemental de delicadeza: «Mira !sabe/ita, no te hagas ilusiones ... dudo mucho que mi hermano Luis acabe casándose contigo. Lo más probable, por lo que oigo, es que te devuelvan a Hungría a la casa de tu padre,,. Santa Isabel que ya no era niña, pero tampoco había llegado a la adolescencia -tenía entonces 11 años- vivía con el corazón saturado de amargura por el cerco de incomprensión y la campaña de «acoso y derribo» a que estaba sometida. Pero en ningún momen– to perdió la confianza en el Señor. Por amor a Jesús se había metido en aquella atmósfera tan enrarecida, Él se encargaría de apuntalar su debilidad e iluminar su horizonte tan negro entonces de amenazantes nubarrones . 43