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CAPÍTULO III NIÑA Y PROMETIDA Hasta el viejo castillo de Wartburg 5 , perdido en la bruma de los inmensos bosques de Turingia, llegó la noticia de que Gertrudis, reina de Hungría, había sido madre de una preciosa niña. El duque o landgrave del principado acogió con especial interés el anuncio ; hacía tiempo que buscaba futura esposa para su hijo y heredero Luis. Después de los informes correspondientes y discretamente conse– guidos sobre la situación de la familia real húngara y algunos datos personales de la princesita plenamente satisfactorios, Herman deci– dió pedir, de manera oficial, la mano de Isabel para su primogénito. Organizó una embajada presidida por tres personas de toda s:.i confianza y muy representativas del principado; el conde Reinhardo de Mühlberg, Gualtero de Varila, copero del rey y la dama Berta muy estimada en la corte por su religiosidad, finos modales y profunda cultura. 5 Wartburg es quizá la fortaleza medieval de Alemania más cargada de historia. Se levanta sobre un cerro cubierto de abundante boscosidad. En una de sus laderas, siempre protegida y dominada por el castillo, se recuesta Eisenach. Wartburg ha tejido su historia de muchos siglos con los elementos más dispares. Poco antes de la llegada de la pequeña Isabel a la corte de Turingia empezó allí a fraguarse la primera literatura con los «Minnesinger». Siglos más tarde -en el XVI-, residió largas temporadas en la fortaleza el ciclón religioso de Europa llamado Martín Lutero. 23

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