BCCCAP00000000000000000000457
Minutos después pasaba el puente sobre el río Lahn y pude ver más de cerca y engolfarme en la contemplación del prodigio artístico e impresionante de la obra gótica levantada por el amor, el agrade– cimiento y la admiración de los devotos de santa Isabel. De todos los lugares evocadores del recuerdo de santa Isabel, Marburg fue el que más sufrió con la implantación de la doctrina de Lutero. Sobreviven la basílica y la arqueta que guardaban sus reli– quias , pero todo: basílica, sarcófago, campas, ruinas del Hospital de san Francisco inspiran al visitante sensación angustiosa de vacío , soledad y tristeza, como si en aquel rincón donde hasta entonces bullía a borbotones la vida, le hubieran regado con sal y arrancado hasta el más insignificante signo de vida. Hoy afortunadamente soplan en aquellas tierras aires más espe– ranzadores. Ya son historia los odios e intolerancias seculares y es– túpidos entre católicos y protestantes. Según me decía el sacerdote evangelista que regenta la basílica de santa Isabel, se ha impuesto un sentido más realista y respetuoso con las personas y los credos . Por la basílica -continúa hablando el pastor- «desfilan al año más de cien mil personas. La mayor parte católicos y movimien– tos de inspiración franciscana . Celebran jornadas de espiritua li– dad, charlas, celebraciones de la Palabra. Yo les doy total libertad en los tiempos que no coinciden con los actos de mi comunidad evangélica». 241
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz