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CAPÍTULO XL ECLIPSE DE TRES SIGLOS DE AMOR CONFIANZA Y MILAGROS Basílica y sepulcro, obras del amor y generosidad de sus de– votos fueron testigos mudos, pero afortunados, durante tres siglos del fluir continuo y numeroso de peregrinos a Marburg. Todos venían con sus almas cargadas de esperanza y deseosos de desgranar ante la tumba de la santa sus problemas. Por un rato de intimidad y cercanía con la «amada santa Isabel», afrontaban los peligros de los caminos infectados de salteadores, las molestias de largo viaje y la dura climatología de Europa central. Pero esta fuente abundante de fe y consuelo fue cegada brus– camente por la soberbia y el fanatismo. Es triste que para terminar una historia del amor más hermoso y heroico a los marginadós, tengamos que hablar de brutalidad y violencia. Son de esas ironías decepcionantes con que a veces nos sorprende la historia . El movimiento iniciado por Lutero, el agustino que se rebeló contra el Vaticano, adquirió especial virulencia en Turingia y Hesse. El religioso rebelde se refugiaba largas temporadas en el castillo de Wartburg. Se sentía allí más seguro de posibles ataques físicos a su persona, porque Felipe de Hesse y de Turingia era entusiasta segui– dor de sus doctrinas reformistas. 229
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